Escribió el poeta Elio Aprile: “La poesía es el alma de un hombre en estado de mostración.
El alma expuesta en situación de transparencia”
Nos lleva de la mano de caminos recorridos, recuerdos, amor eterno, su espíritu, en una galería sugestiva donde los
versos construyen poesía con un velado tinte nostálgico.
Cada línea se articula con una fuerza prodigiosa y una sensibilidad encendida.
Se pregunta y responde, nos abre las puertas de su alma que generosa, nos recibe en un encuentro sagrado.
Se sorprende y nos sorprende involucrados en el encanto de su candor, que sabe a recién nacido, como cuando dice:
“¡Dime Padre!/¿Cuándo tendré alas para con ellas/ acariciar en suave brisa,/ aquello que amo?”…
Juan Carlos Mestre nos señala: "La poesía es la única posibilidad que tiene la conciencia para expresar lo que dice"
Belleza, encanto, esperanza y desazón se aúnan en la poesía emotiva y profunda.
Ángel (Nem Nderé)
En la cima de la montaña
al viento reclamo,
penitente…
¡Despertar a los Sueños!
¡Dar la vida con mi pluma a cualquier página en blanco!
¡Dime Padre!
¡Cuando tendré alas para acariciar en suave brisa
a la humanidad!
¡Cuando en cada palabra con mi tinta,
regaré lugares de recuerdos;
frutos olvidados en vasijas sombrías y perpetuas…!
¡Dime Padre!
¿Cuándo tendré alas para con ellas acariciar en suave brisa, aquello que amo?
¡Para con ternura tocarla, besarla…!
Invariables nuestras almas.
Bajo un mismo cielo. ¡Nacen!
Salvaje de espíritu.
Tan cierto como el Sol.
Recuerdos de libertad…
El sol se esconde lentamente.
Encienden un cielo de sombras rosa y naranja.
Oscuras nubes desafían al viento.
Pronto será de noche.
Me invade un silencio infinito.
Nota:
Nem Nderé es un espíritu que viaja y espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente la dulzura. No es esclavo del pasado y los recuerdos tristes. No revuelve heridas cicatrizadas, ni rememora dolores y sufrimientos antiguos. Aprendió a mirarse con amor y respeto. Piensa en Nelóp Oyenden, su musa inspiradora, como en algo precioso. Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de él. La misma es contagiosa y recorre los senderos del mundo para expulsar la tristeza . Es un rayo de luz que permanece siempre encendido en su espíritu, iluminando todos sus actos y sirve de guía a cuantos se le acercan. Con su interior luminoso, deja abiertas las ventanas de su alma para que todos los que pasen por la calle en tinieblas, se sientan iluminados por ella.
Juan Sgromo
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