Hoy les voy a hablar de un tema que es muy conocido de algunas personas sobre todo féminas,pero no por ello menos importante. Me refiero a lo que decidido denominar con el título de belleza fantasma. Aludo a esa belleza y juventud que se compran y cuyos efectos duran unas pocas horas como el mito de la cenicienta y que algunos han llamado el efecto cenicienta. Pero que a mí me parece más adecuado el de Dorian Grey, el personaje incomparable de Oscar Wilde y que tanto revuelo causó en su época como tantos otros de sus escritos. Si lo he mencionado este tema no ha sido por casualidad, todo lo contrario, mi deseo es hacer hincapié en lo mucho que otorga de valor esta sociedad a la juventud como si esta fuera eterna y lo poco que se les da a otros valores mucho más trascendentes para la misma como: la bondad, la humildad y generosidad que por desgracia no abundan. Y sin entrar en hacer mención de la cirugía estética que es otra de sus consecuencias, digo unas palabras sobre esos productos milagrosos que se venden en farmacias y que están a disposición de cualquier bolsillo medio. Hablo de las ampollas flash aquellas que aplicadas en el rostro y cuello de una mujer la vuelven diez años más joven. Entonces ella que ya tiene unos años se vuelve a ver como por arte de magia como la joven que fue. Y vosotros me diréis ¿Dónde está el daño? No hace daño a nadie. Sí, es verdad bajo esa premisa, salvo a ella misma. Y es que todo es un negocio. El dinero del contribuyente no se aplica en inversiones para paliar enfermedades y cosas más graves, sino para hacer que unas pocas mujeres se vena más jóvenes y guapas. Sin darse cuenta que esa juventud de la que presumen es efímera y que pasadas esas horas se acaba y vuelta a empezar, es como una droga, un círculo vicioso. Y es que cada vez necesitará más ampollas para tener el mismo efecto que tuvo ayer porque está envejeciendo y lo que se pone es como una máscara. Tarde o temprano todos vamos a envejecer. Nos guste o no. Es un hecho que hay que aceptar. Los únicos que no envejecen son los muertos y los que murieron jóvenes. Y a estos como a la juventud los hemos convertido en un mito. Por eso se suicidan muchas cuando envejecen como ciertas actrices famosas que se retiraron al verse viejas.
Nuestros valores están equivocados, creemos que la vejez es fea cuando en Grecia a los mayores se les consideraba como sabios, de ahí viene la palabra senador de senex, anciano, por su experiencia. ¿Y de qué sirve ganar todo el mundo si al fin pierdes tu alma? Lo dice la Biblia. Y esa misma mujer se da al fin cuenta que todo es vanidad de vanidades como dijo Salomón y que tarde o temprano, ya no le harán nada todo esos artilugios. La mujer sabia aceptará el paso del tiempo con dignidad y valentía y verá que el hombre que la ama de verdad la quiere por su alma y no por su cuerpo.