¿Cuántas veces has despertado apresurado por las mañanas? corriendo contra el reloj para terminar las mismas actividades de cada mañana, a tiempo para salir al trabajo, llevar a los niños a la escuela o hasta para iniciar a trabajar en tu propia casa en el tiempo deseado... Siempre haces más o menos lo mismo, cada mañana, y sin embargo no pareces tenerlo organizado, vas resolviendo cada actividad sobre la marcha, pierdes tiempo decidiendo, y casi con total seguridad, cuando estás listo para salir o para empezar a trabajar, te acuerdas de algo importante que no hiciste.
Éste es el problema de no tener una rutina mañanera previamente definida, y que se haya convertido para ti en un mantra, después de días y semanas de consolidación. Algo como levantarte e ir al baño a lavarte los dientes y la cara, no lo piensas, simplemente lo haces.
Comienza por definir una hora fija para despertar, mi consejo es que pienses la hora a la que usualmente te despiertas, y le restes por lo menos una hora, puede parecerte muy temprano, pero pruébalo tan solo un día y verás los beneficios. Asegúrate de poner tantas alarmas como sea necesario para despertarte a la hora programada.
Establece una lista de actividades prioridades para tí, y piensa cuántos minutos te lleva aproximadamente realizar cada acción, realizarla con calma, sin apuros sin estrés. Luego ve si los tiempos son razonables, o si la única forma de hacer todo relajado es duplicarte.
Elimina lo innecesario, o lo que puedas hacer en otra hora del día. Puede ser útil para ti dejar varias actividades previamente realizadas la noche anterior.
Aparta de 20 a 30 minutos para tí. Sí, puedes incluso tomarte un tiempo para disfrutar de la mañana. Meditar, tomar una taza de café o té mientras piensas en el día que tienes por delante, hacer un poco de ejercicio, yoga, leer un libro... Elige lo que quieras hacer y verás que tienes tiempo para hacerlo.
Finalmente, con una estructura ya mucho más clara de tus mañanas, escríbela en una especie de cronograma, donde describes cada actividad, la hora de inicio y la hora final. Coloca este cronograma en un lugar visible en tu habitación, asegúrate de que sea lo primero que veas cada día al levantarte, hasta que sea una rutina ya grabada a fuego en tu cerebro, que te evita cualquier estrés e incertidumbre en el inicio de tu día, y te recarga las energías para empezar una vida mejor.