El golpe de estado que derrocó al presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 tuvo profundas consecuencias tanto para Chile como para el mundo. El ascenso de Salvador Allende al poder en 1970 marcó un momento histórico en Chile y en América Latina.
Chile: 50 años del Golpe de Estado instigado y orquestado por EEUU
"Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor", las últimas palabras del Presidente de Chile, Salvador Allende, al pueblo chileno
Allende, líder de la coalición de izquierda conocida como la Unidad Popular, ganó las elecciones presidenciales con un programa socialista, que prometía reformas radicales para reducir la desigualdad económica y mejorar la calidad de vida de los chilenos. Sin embargo, su elección generó preocupación tanto en sectores conservadores chilenos como en Estados Unidos, que veían su gobierno como una amenaza para los intereses occidentales en el continente americano.
Así, el 11 de septiembre de 1973, las fuerzas armadas del país latinoamericano, lideradas por el general Augusto Pinochet, llevaron a cabo un golpe de estado violento para derrocar a Allende. El Palacio de La Moneda, sede del gobierno, fue bombardeado, y Allende murió en circunstancias aún controvertidas. Pinochet asumió el poder y estableció una dictadura militar que duró casi dos décadas.
El golpe de estado y la posterior dictadura de Pinochet resultaron en un período de represión política y violación de los derechos humanos en Chile
Miles de personas fueron detenidas, torturadas y asesinadas por razones políticas. La sociedad chilena quedó profundamente dividida, con una parte de la población apoyando al régimen y otra oponiéndose vehementemente
El régimen de Pinochet implementó políticas económicas neoliberales que transformaron la economía chilena. Estas reformas incluyeron la privatización de empresas estatales, la liberalización del comercio y la eliminación de controles de precios. Estas medidas exacerbaron la desigualdad económica y social en el país.
La dictadura de Pinochet restringió las libertades políticas y la participación democrática en el país sudamericano. La Constitución de 1980, redactada bajo su mandato, otorgó poderes significativos al Ejército y limitó la influencia de los partidos políticos de izquierda. Esto creó un entorno político polarizado que perduró mucho tiempo después de la restauración de la democracia.
En 1988, un plebiscito nacional puso fin al régimen de Pinochet, y en 1990 se celebraron elecciones presidenciales democráticas en las que Patricio Aylwin asumió la presidencia. Aunque la democracia se restauró, las secuelas de la dictadura perduraron. Se estableció una Comisión de Verdad y Reconciliación para investigar las violaciones de derechos humanos durante el período de Pinochet, pero la reconciliación en la sociedad chilena fue un proceso largo y difícil.
"Los documentos desclasificados por EEUU muestran que ya antes de que asumiera como presidente de Chile, en 1970, había una orden del presidente estadounidense Nixon para impedir que Allende llegara a ocupar el cargo", señaló Joan Garces en El Diario.