Los crímenes y atropellos contra los cubanos de a pie están a la órden del día. Plataformas digitales son testigos a diario de golpizas, violaciones, desalojos, vejaciones, detenciones arbitrarias y hasta muertos en manos de agentes de la Policía o el MININT, órganos represores de Cuba. ¿Las causas? Sencillo, van desde exigir sus derechos, protestar de forma pacífica, portar un cartel, hasta escuchar una canción o simplemente estar parado con amigos en un lugar. No hay distinciones, las víctimas van de mujeres a hombres, de adolescentes y niños a adultos mayores, embarazadas, blancos o negros, no les importa.
Más de lo que se pueda decir al respecto hablan los hechos. Ayer mismo denunciaba CUBANOS POR EL MUNDO en su perfil de Twitter y luego Facebook como una pareja de policías detenían a un joven humilde, campesino, en frente de su familia como si se tratara de un asesino confeso o un violador de niños, sin motivo alguno, con una mano esposada y un policía con rabia lo abofeteaba, lo agarró por el cuello y lo tiró al piso, mientras amenazaba a la mujer que grababa el video. Hoy se supo que encima de todos los agravios sufridos el joven estaba detenido, en prisión. Miras el video una y otra vez y una voz suena dentro de tu cabeza ¿Pero, porqué no se defiende? Vas revisando uno tras otro los videos y es una constante, la policía abusando y nadie haciendo nada. En ocasiones son dos o tres policías y una multitud de 180 personas o más, y solo se limitan a gritar o grabar con un teléfono, hasta ahí.
Yo me pregunto que ha pasado con el cubano que antes de ser criollo ya se alzaba contra el opresor. Entre 1522 y 1532, recién empezando la colonización española en Cuba, jefes indios taínos como Hatuey y Guamá fueron un verdadero dolor de cabeza para los europeos y sus ansias de poder. Usando macanas, piedras y arcos se enfrentaron a hombres que poseían armas de fuego y municiones de artillería, puro valor. Más tarde desde 1868 los mambises, hombres libres e indómitos se enfrentaron en condiciones de manigua a un ejército superior en conocimientos militares, tropas y armamento. Por esa época, el machete, un instrumento de trabajo se convirtió en el arma preferida de los cubanos. Al toque del trompeta, hombres semidesnudos, a pie o a caballo cargaban machete en alto contra tropas de infantería, caballería o artillería por igual, su única coraza y protección eran unos testículos que no les cabían en los pantalones. Durante la década del 20 del pasado siglo se comenzaron a formar grupos de jóvenes que organizados entre ellos y sin temor alguno se enfrentaron desde lo cívico en contra de los problemas de la época. Esta escalada de acciones fue tomando forma, llegando a grupos de acción como el Directorio Revolucionario y figuras de renombre como Julio Antonio Mella, José Antonio Echeverría y los hermanos Santamaría. Jóvenes de diferentes grupos sociales luchando hasta la muerte por una causa justa.
No creo que Antonio Maceo, alguno de sus hermanos o alguno de los hombres bajo su mando hoy se dejara abofetear por un policía o se dejara reducir por un tipo cualquiera con un uniforme. Es la era del miedo en Cuba, quizá sea algún componente del pan rancio o el picadillo de soya, quizá sea el pollo del imperialismo, pero lo cierto es que en Cuba el gallo ya no lleva cresta y en el gallinero las ratas se pasean a su antojo. Lo cierto es que queda miedo para contar unas cuantas páginas más.