La presencia de curanderos y curanderas en la población Latinoamericana, en el caso específico de Venezuela, es considerable y demuestra la resistencia cultural mantenida por este grupo para conservar vivas ciertas tradiciones, las cuales forman parte del patrimonio cultural afrovenezolano.
Se trata de la existencia de un cúmulo de costumbres que se sustentan en el conocimiento profundo de la naturaleza, hiervas, alimentos; formas de vida, tradiciones, oraciones, ensalmes y muchas otras manifestaciones.
Se hace referencia a fórmulas de sanación y curación preservados y cultivados por los miembros de la Asociación de los Curanderos de la Virgen del Carmen y de Segundo Berroterán, procedente del estado Guárico, Venezuela, desde donde compartimos esta herencia colocándola al servicio de quienes buscan restablecer su salud y fortalecer su espiritualidad. Esta manifestación se entiende como un aporte a la medicina popular, vinculada al patrimonio cultural afrovenezolano.
Tales elementos de sanación se enmarcan en una cosmovisión sincretizada, fruto de la presencia de la fe católica, y por los acontecimientos de la conquista y la colonización de América por los europeos, quienes también incorporaron a la población africana en condiciones de esclavitud.
Este tema es producto de lo vivido en veinte años en el mundo espiritual. Labor realizada minuciosamente y con disciplina, permitiendo hoy expresar el conocimiento adquirido dentro de lo que se considera es la verdad, la importancia y la madurez interna, necesarias para mantener viva nuestra inquietud espiritual heredada por nuestros antepasados y que no podemos dejar en el olvido, porque sería negarnos a nosotros mismos. Por esta razón es fundamental saber quiénes somos y de dónde provienen los curanderos.
Se trata de un mundo de misterios que muchos no conocen. Mundo que comparte saberes de afrocatólicos, afrodescendientes y afrovenezolanos. Mundo marcado a su vez, por una unión sobresaliente que los abraza, dándole un efecto de espiritualidad a la cultura.
En tal sentido, no se está repitiendo un saber adquirido en la escuela tradicional o una formación proporcionada en los libros. Hablamos de una vivencia que durante siglos ha permanecido en la existencia humana, y cuyos abuelos, bisabuelos y tatarabuelos practicaban como expresión importante de su ser.
El enlace afrodescendiente, afrovenezolano, afroamericano, es considerado desde esta experiencia como un toque, una pizca, no es algo prehistórico, ni primitivo, es más bien un redescubrimiento de los antepasados que estaban transformados en restos, un pasado que se convierte en presente y un presente que se traslada meticulosamente para constituirse en una verdadera formación de nuestra cultura espiritual afrovenezolana, afrocatólica.
En parte, con este trabajo, se espera destacar: a) la presencia africana, al identificar las tribus ingresadas como esclavos en nuestro continente; b) la presencia europea como ente colonizador y portador de una cultura lingüística y religiosa que se impone a las poblaciones originarias y a las tribus africanas esclavizadas; c) se asume que Venezuela no es una nación europea o norteamericana, con todas las implicaciones históricas y culturales que ello implica, privilegiando en él relatos, aspectos del sincretismo afrocatólico acaecido en Venezuela y teniendo como hilo conductor las experiencias vividas; d) refiero la formación cultural religiosa de los afrodescendientes, basada en la fe católica del Padre Dios Todopoderoso Creador de todas las cosas, de su hijo Jesucristo, quien convocó a los doce discípulos y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios para curar enfermedades, aceptando que hay diversidad de dones, pero que el espíritu es el mismo, que hay variedad de ministerios, pero que el Señor es único y que en estas declaraciones se acepta que el poder de curar es un don divino practicado por nuestros ancestros, a quienes les debemos respeto y sentimos que es nuestro deber conservarlo como parte de nuestra manifestación cultural-espiritual.
Seguidamente, paso a relatar la visión de los curanderos y curanderas, en relación con su espiritualidad y con la acción de curar, visto como un aporte a la medicina popular o mejor como un aporte a la sanación de las miles de personas que lo necesitan