Una prestigiosa revista publicó hace unos días: La guerra contra el tabaco y el triunfo de la estupidez. Pude leerlo, pues quería compartir opiniones y acontece que hoy, me senté a escribirlo.
A grandes rasgos, el autor va dejando caer, a forma de puntos, sus impresiones sobre la nueva regulación canadiense para consumo y venta de tabacos o productos derivados de esa planta (Nicotiana tabacum).
Adiós a las anillas
En la misma, se plantea el que quizás es uno de los sin sentidos más grandes que se puede ver; la sustitución de las anillas o vitolas, por una envoltura color verde opaco que indica la marca y el modelo, con letras Arial, en fondo blanco. Algo horrendo, pero bien pensado, teniendo en cuenta que, el anillado, es uno de los principales atractivos de estos productos.
Por si fuera poco, ahora todo derivado de dicha planta, incluirá la palabra VENENO.
Aquí nos vamos a detener un momento, fumar es dañino, eso es bien conocido, pero acaso ¿no son venenos el azúcar y el alcohol? Los cuales, ¡no son atacados por regulación alguna!
Cerca de 300 manos
Nací en Cuba, y aunque la expresión no me define, me identifica ante el mundo. No puedo negar que soy un amante de los puros y los habanos. Sí, así divididos, puesto que no son lo mismo ni han de compararse. Para gustos los colores. Crecí viendo la hermosa tradición del cultivo, desde la semilla hasta el embalaje en sus cajas de cedro, donde cerca de 300 manos son responsables de su acabado. He aquí otro punto crucial de la cultura de los humos; ¿cómo destruir con un papelucho lo que a tantas manos costó?
No se puede fumar en ningún sitio ya, cannabis a libre demanda
La regulación no solo ataca el aspecto visual; para nadie es un secreto que tanto en Canadá, como Estados Unidos y otros lugares del mundo; cada vez es más difícil poder encontrar un sitio para fumar.
No puedes hacerlo en las tiendas, ni en los parques, ni en tu propio departamento, pues, te pueden multar; sin embargo, puedes liar y consumir cannabis a libre demanda, pues a nadie le importa.
Ojo, el escribidor no busca meterle los dedos al asunto de la yerba, volvemos a lo subjetivo de los gustos y al libre albedrío que Dios nos dio. Lo que sucede es que romantizar uno y agredir al otro; deja mucho que desear, de aquellos que ponen o quitan las leyes.
Victoria pírrica
Finalmente, el autor celebra, de forma pírrica, que sus actuales caseros le permiten usar el patio trasero para fumar. Aprovecha las bondades del clima, cuando son propicias y el frío no lo atormenta, para prender algo y mirar el horizonte.
Ahora hay que esconderse para hacer, lo que se hizo toda la vida. El mundo se está volviendo, sin que nos quepa duda, un lugar extraño.
Mario, pero no Hernández.