Puede que haya días mejores que otros, pero en el torbellino de la vida maternal y el intento por sostener lo que queda de mi vida de soltera, muchas veces siento que fracaso, siento que se va todo por la borda y desbordo. Siento que pierdo el control, que el reloj me corre y la lista de cosas por hacer nunca termina. Es un ciclo sin fin de ropa, tareas, almuerzos y cenas, mandados, actividades, compromisos y horarios.
Y en ese intento por querer cumplir con todo, ir al día, ser “perfecta”, maternar y vivir mi energía se escapa, se pierde, se desgasta.
Entonces a veces quiero desaparecer, quiero gritar, llorar y correr.
Quiero huir. Quiero esconderme. Refugiarme
Quiero habitarme entera sin compartirme con nadie.
Quiero volver a ser mía.
¿está mal? ¿soy una mala madre/mujer por no poder? ¿que pasa si no puedo?
A veces tengo ganas de parar, de tomarme un descanso de la maternidad, de las obligaciones, de los demás. Y ojo que esto no significa que deje de amar. ¡Para nada! Pero si significa que muchas veces siento que estoy después de todos y eso no siempre me agrada. No siempre me hace bien.
Es que a veces quiero ser solo yo, un rato, un día, unas horas.
Y pum. Ahí viene la culpa.
La culpa de quererme, la de no poder, la culpa de no querer, de estar cansadas, de necesitar silencio, espacio, tiempo. De no sentirme todos los días disponibles. Esa culpa que no se porqué cargo, pero que me hace sentir que fallo. Esa culpa es la que me hace ser una autómata de mis días, la que muchas veces me hace no disfrutar de un momento porque me recuerda todo el tiempo que si no cumplo con algo no estoy siendo suficiente.
¿Donde esta el amor propio? ¿ese que pone limites a mi cuerpo, a mi tiempo?
Hasta acá puedo!Hasta acá quiero!
Necesito ayuda!
Sola no puedo! Sola no quiero!
Poner limites es amor y el primer limite que necesito es conmigo misma. Es reconocer que no tengo veinte manos, ni mis días duran 70hs. Reconocer que también me canso y que por mas que ame no todas las actividades de las que me encargo me agradan. Que no siempre tengo la misma energía, el mismo humor, las mismas ganas.
¿Con cuantas cargas nos cargaron? Nos cargaron con el peso de tener que ser madres 24/7, disponibles, atentas, contentas, despiertas, creativas, resolutivas, cariñosas, contenedoras, protectoras, cocineras, maestras, pacientes, fuertes, poderosas, enfermeras, trabajadoras y una lista de habilidades casi de súper heroicas. Corriendo contrarreloj para cumplir con los demás, con los quehaceres de la casa, los deberes del colegio, las actividades sociales, nuestros trabajos, nuestras vidas y la de nuestras familias.
Insisto entonces otra vez ¿Esta mal querer parar un rato?
Descansar, escucharnos, darnos tiempo a solas, para conectarnos con nuestros deseos, nuestras emociones, para que entre tandas de ropa que lavar, tender, doblar y guardar nos encontremos a nosotras mismas, para entendernos, despejarnos, mirarnos, escucharnos. AMARNOS.
¿Hoy que voy a hacer por mi amor propio? ¿?Hoy que voy a hacer por mi? ¿Que puedo hacer hoy para priorizarme?
Quizás sea decir no a uno de los tantos compromisos para poder tomarme un té en silencio o para poder salir a caminar y poner mi música preferida en los auriculares.
Quizás sea pedir un tiempo para dormir una siesta o elegir mi comida favorita para la cena.
Priorizarme hoy puede ser sentarme a escribir estas letras y dejar para después el canasto de ropa seca.
Porque priorizarme hoy puede que sea tomar una decisión que, por pequeña que parezca, puede hacer un montón.
¿Vos que decisiones vas a tomar hoy por tu amor propio?
Te leo.
PequeniaJ