Es difícil describir la sensación de vacío al decidir por algo. Un cosquilleo en la garganta, un palpitar exagerado, un suspiro... Ves las mil formas de evaluación, comparas, imaginas un futuro, recuerdas un pasado… Silencio.
Tintinea en el alma un recuerdo, buscas en la memoria algo que te ayude a decidir… se va. Creas un mundo futuro, caminos para andar, días que vivir, noches que soñar… me gusta. Me gusta lo que veo, lo que siento, lo que imagino… pienso. ¿Pienso? Estoy cansado de pensar, de comparar, de imaginar!!! Quiero sentir, solo sentir, no mirar el pasado, ni el futuro, quiero un hoy… un hoy, lo necesito, lo deseo.
EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO
Siempre es bueno tener un pasado de referencia al que recurrir cuando nos sintamos perdidos en la ruta. Siempre es bueno mirar un futuro, tener un horizonte hacia el cual dirigir nuestros pasos. Pero la vida es el hoy, el camino. Lo pasado es nuestra base; el futuro, paradas en el viaje que esperamos hacer. Sin embargo, la vida está en el hoy y en los atajos, variantes, desvíos y amaneceres que encontramos al caminar.
El decidir es ahora y tus dudas son en este momento, dudando que elegir, si ir para aquí o por allá es un dilema que todos tenemos que solucionar, y cuando por fin decides algo, ¿te quedas pensando que no has elegido bien y que habría sido mejor la otra opción?
LOS CAMINOS QUE TIENES QUE DECIDIR
Los caminos no son perfectos, son lo que son y es nuestra interpretación la que nos lleva a disfrutar, sufrir o a aprender de ellos. Pero como podemos describir algo que no tiene forma o dimensión, como podemos hablar si ese sentimiento no conoce de retórica, de palabras y llega un momento que tenemos que escudriñar en lo más profundo de nuestra conciencia. Estos caminos poseen sus propios rasgos en las diferentes etapas de nuestra vida, pero, de todos ellos, el camino más complejo es el interior.
Donde habitan los recuerdos que se dejan como estelas en el mar al paso fugaz de un velero en soledad empujado solo por los vientos de ansias de un futuro incierto que dejan en ocaso al sol de nuestra esperanza, marcando las rutas del dolor o del amor, pero la ley nos acerca igual solo que el camino se deja en decisión, vivir en plenitud significa dar y dar todo luchar hasta en la más salvaje tormenta, soñar, si soñar, teniendo el pleno detalle de las pautas en realización, dándonos cuenta de que todo lo que ansiamos está buscando lo que no está afuera, sino dentro de nosotros mismos, en nuestra esencia ahí está nuestra autorealización.
Resumiendo sería así escuchar lo que sientes, confiar en ello, tomar la decisión para que puedas sentirte bien en la vida, para que sientes que avanzas y que llevas las riendas. Que por supuesto que no con todo te llevará el mismo tiempo y que dependiendo de lo trascendental que sea esa decisión, necesitarás reflexionar más o menos, pero lo importante es que decidas.