Romeos también los hay en la naturaleza. Uno de ellos y el más conocido es el escorpión. Un animal de muy mala fama por su picadura, pero en el fondo un romántico empedernido pues escoge a su pareja por medio de un baile. El macho busca a la hembra cuando viene la primavera o en el otoño. Si ella está en su madriguera, él trata de conquistarla cavando hasta que ella se asome y le vea. Si consigue su atención empieza a bailar poniendo a prueba su estilo y luego la sujeta de las pinzas hasta que bailan los dos, en un cortejo amoroso. Al final él la fecundará. A pesar de esto no dejará de observar a su compañera porque esta es muy agresiva y aveces decide comerse a su enamorado. La dama escorpión es más grande y robusta que el macho. Este peculiar cortejo ha sido imitado en algunos bailes como el dirty dancing.
Además gozan del poder de la fluorescencia, es decir que pueden brillar con un color azul y verde bajo la luz ultravioleta, cosa que ha maravillado a los científicos. Así que eso hace que puedan verse en la oscuridad con su amor, evitar depredadores y atraer a sus presas. Los escorpiones son grandes y pequeños, pueden vivir hasta veinticinco años y comen de todo. Son familia de las arañas y no todos son letales. El escorpión fue adorado y temido en la Edad Antigua. Todos los animales tienen su función y su sentido, aunque algunos no nos sean tan simpáticos. Sin duda al verlos bailar por lo menos nos harán verlos de otro modo.