¿Todos tenemos un destino en nuestra vida? Es una pregunta que para la mayoría de las personas no tiene una respuesta fija, pero como siempre hay extremos: Por un lado, están los que defienden que todo lo que nos ocurra es obra del destino, y que, por lo tanto, no se puede evitar ni cambiar, ya que estamos predestinados, y por otro están aquellos que afirman que el destino no existe, que todas las circunstancias se pueden cambiar y podemos evitarlas, es decir, no dependemos de él y como siempre hay un grupo de personas, en este caso constituye el sector mayoritario, que se mantienen al margen, puesto que todo depende de las situaciones, pero ¿Qué es el destino? ¿Estamos realmente condicionados por él? ¿Es una realidad o se trata de una superstición?
COMO DEFINIMOS LA PALABRA DESTINO
El destino se define como el poder sobrenatural, inevitable e ineludible que, según se cree, guía la vida humana y de cualquier ser a un fin no escogido de forma necesaria y fatal, en forma opuesta a la del libre albedrío o libertad. Según esta definición, todo lo que nos ocurre en la vida no se puede remediar, no podemos hacer nada para evitarlo, es decir, en cierta medida prescindimos de la libertad para elegir lo que queremos hacer.
¿EXISTE O NO EXISTE EL DESTINO?
A menudo la gente que cree en este poder sobrenatural es calificada de supersticiosa y la mayoría de ellas acuden a magos y adivinos que afirman conocer el destino de las personas y, por lo tanto, dependen totalmente de ellos, ya que se crea un estado de inseguridad e intriga por conocer que es lo que les va a ocurrir en un futuro. En cambio, la ciencia no puede predecir los diferentes destinos de las personas, puesto que no existe una base científica por la que guiarse. Existen numerosas respuestas y diferentes posiciones al destino, yo personalmente creo en la existencia del destino, pero creo que no se puede predecir, es una realidad, nada ocurre por el azar y no tenemos que pensar en ello, lo que sea ya vendrá.
DESTINO Y FELICIDAD
Una de las cosas con las que nos cuesta más conseguir nuestros objetivos y sobre todo el más principal de ellos, que es el ser feliz, que es el destino que todos queremos en nuestra vida, es la falsa creencia de que no somos amos y señores de nuestro propio comportamiento. Que si somos así por nuestros padres, porque fui hijo único, que si por ser de familia numerosa, que si por el colegio de curas, que si el país en que nací, la educación que recibí, experiencias, traumas y mil cosas varias que conforman nuestra manera de comportarnos pese a quien le pese y sobre todo pese a lo que nos pese a nosotros mismos.
Conclusión: Soy una víctima resentida del mundo, de mi familia, de mi educación, de mis amigos, de mis enemigos, de mi profesión, de mi mujer y de todas las circunstancias de la vida. Pues yo te digo que no, que no tiene por qué ser así. Que quizás no lo sepas o que nunca se te haya pasado por la cabeza la idea de que eres dueño y señor de tu vida y de la manera de encararla, Que quizás se te haya pasado la idea por la cabeza, pero que es más cómodo echarle las culpas al mundo y abandonarte en los brazos del victimismo y la complacencia pensando que esto es lo que te toca vivir. Pero yo te digo que esto no es así. Ser feliz es una decisión que decides tu tomar o no tomar y que todo está en tus manos.