Esta es una situación que todos sospecharon podría ocurrir tarde o temprano. El último refugio, la guarida postrera del juego original iba a desaparecer, sin importar si eso continuaría afectando la esencia del beisbol, su dinámica, su estrategia, su integridad. Triste y finalmente lo que empezó como un experimento temporal en 1973, propuesto por el entonces dueño de los Atléticos de Oakland, Charlie O. Finley entre otros, ha sido aceptado como parte permanente del juego, el bateador designado será parte regular del beisbol en la Liga Nacional a partir de esta temporada 2022. Las autoridades del juego comenzaron una escalada desde 1968 por mejorar el atractivo del juego mediante varias medidas que favorecían la ofensiva, entre ellas el bateador designado. Se suponía que este bateador adicional iba a hacer del beisbol un deporte más interesante, una manera de nivelar la gran ventaja que tenían los pitchers. Sin embargo lo que se ha visto en el terreno es un juego cada vez más estático.
Los defensores del bateador designado explican que al no batear, el pitcher, se enfoca mejor en su trabajo desde el montículo. Otro punto, tal vez el más importante, es que con el bateador designado el equipo mejora su ofensiva. El asunto es que cuando el pitcher no batea, ese tiempo ocioso en el dugout podría desconectarlo del juego mientras sus compañeros batean. Quizás podría ir al clubhouse o dormitar en la banca. Cuando el pitcher ocupa un puesto en la alineación, tiene que estar alerta pitcheo a pitcheo de lo que su rival está lanzando, de su secuencia de envíos. Tiene que seguir los detalles más ínfimos del wind up, el punto donde está soltando la pelota, como es su movimiento para sorprender a los corredores. También tiene que observar los detalles del cátcher y de los otros siete tipos que juegan detrás del pitcher rival. En otras palabras, el pitcher traza un mapa integral del juego y se mantiene conectado a este hasta el final. Al mantenerse en contacto continuo con el juego, el pitcher es un pelotero más dinámico.
Lo que supuestamente gana el juego en el aspecto ofensivo con el bateador designado, el supuesto reto que hace al pitcher mejorar su repertorio, es nada comparado con lo que el beisbol pierde al tener a un jugador unidimensional en la alineación, porque ese jugador está prácticamente aislado del juego mientras sus compañeros actúan a la defensiva, difícilmente está en la misma página que ellos, no tiene acceso a la misma química, a experimentar el mismo momento que los otros nueve peloteros. Por otro lado, el pitcher siempre puede mejorar su repertorio aunque enfrente a un bateador teóricamente más débil como históricamente se ha conocido a los pitchers; porque no todos los pitchers son un out regalado, y aun el pitcher más débil como bateador puede mejorar con la práctica y decidir un juego con un toque de bola, un boleto, o hasta un jonrón. Así que todo este panorama siempre motivó a los pitchers a no dar nada por sentado, a estar siempre pendientes de cada detalle de los bateadores rivales, los discutían con compañeros también pitchers y también con sus cátchers.
¿Va a extrañar alguien aquellos juegos donde el pitcher era un bateador regular en la alineación? Hay un doble juego que se jugó en Forbes Field el 12 de septiembre de 1969. Los Mets de Nueva York estaban en medio de su temporada milagrosa. En el primer juego, Jerry Koosman lanzó juego de tres imparables para vencer a los Piratas de Pittsburgh 1-0; Koosman remolcó a Bobby Pfiel con sencillo al jardín derecho en el quinto inning. Para el segundo juego, Don Cardwell estuvo muy cerca de imitar a Koosman, permitió solo cuatro imparables a los piratas…los Mets volvieron a ganar 1-0 y Cardwell impulsó a Bud Harrelson en el segundo inning con sencillo al bosque izquierdo. Cualquiera pudiese decir que eso fue una rareza, pero el punto es que ese tipo de hechos ocurrían en el beisbol no todos los días pero era una posibilidad real con una frecuencia no precisamente invisible. Cuando los pitchers blandían un bate eran mucho más que un out predecible, eso se le debería preguntar por ejemplo a Gary Peters quien más de una vez fue alineado tan arriba como sexto en el orden al bate de los Medias Blancas de Chicago.
En el presente el pitcher solo debe ocuparse de lanzar la pelota hacia el plato y punto. Ha habido muchas oportunidades cuando el pitcher se aparta para que un jugador del cuadro interior venga a atrapar un simple elevadito al montículo. Otra imagen recurrente del juego actual es que difícilmente se ve al pitcher hacer la asistencia detrás de tercera base o el plato cuando viene un tiro desde los jardines. Todo esto encaja con esta nueva configuración del juego donde entre otras modificaciones lamentables el cátcher no puede bloquear el plato sin tener la pelota y el pitcher no batea. Es como ver que los bosques son deforestados y el fuego consume los árboles más grandes. En medio de esta tristeza, solo se puede soñar que alguien pudiese más temprano que tarde proponer que cada equipo jugara al menos veinte juegos con el pitcher en el orden al bate contra un rival que use el bateador designado. Eso serviría como indicador irrefutable de cómo el juego es mucho más dinámico cuando el pitcher batea.
A mediados de los años 1980s, Fernando Valenzuela y Dwight Gooden se enfrentaron en varios duelos de pitcheo que incluso fueron a extra inning sin que se anotara alguna carrera. Ambos pitchers eran bateadores respetables, lucían tan enfocados, tan comprometidos, tan concentrados mientras se enfrentaban como pitcher y bateador como cuando debían lanzarle al tercer o cuarto bate. El 6 de septiembre de 1985, Valenzuela enfrentó a Gooden en Dodger Stadium. Fernie lanzó 11 innings, permitió seis imparables, tres boletos, y salió del juego cuando todavía la pizarra estaba 0-0. Doc pitcheó nueve innings, permitió cinco imparables, ponchó 10, sin conceder boletos. Valenzuela retiró el undécimo inning a paso de conga con tres roletazos al cuadro. Gooden permitió imparables a Mike Scioscia y Greg Brock en el octavo inning. Pero Steve Sax la rodó por el montículo y Gooden lanzó a tercera base para lograr el out forzado. Valenzuela enseñó el toque, pero luego bateó rodado al campo corto para otro out forzado. Mariano Duncan fue el último out. Gooden bateó un sencillo en el tercer inning, luego que Valenzuela había retirado a Santana, era el tercer imparable que Valenzuela permitía. Luego en el quinto inning, Gooden, consiguió el próximo imparable de su equipo ante Valenzuela, luego que este retirase a los dos primeros bateadores. Ese día Valenzuela se fue de 3-0 como bateador ante Gooden. Un ejemplo de cuan respetable era Valenzuela como bateador ocurrió el 6 de julio de 1984 en Dodger Stadium ante los Cardenales de San Luis y Dave LaPoint. Valenzuela lanzó ocho innings y salió del juego con la pizarra igualada 2-2. Permitió dos carreras limpias, seis imparables, tres boletos, ponchó cuatro, y enfrentó 31 bateadores. En la conclusión del sexto inning, Valenzuela jonroneó para poner a su equipo adelante 1-0.
Más recientemente, el 2 de mayo de 2019; los Rojos de Cincinnati visitaron a los Mets de Nueva York en Citi Field. Noah Syndergaard lanzó una blanqueada. En el cierre del tercer inning, Syndergaard bateó jonrón solitario hacia el jardín izquierdo. Los Mets ganaron 1-0. Syndergaard se convirtió en el octavo pitcher en la historia de MLB que bateaba un jonrón y ganaba 1-0 mientras lanzaba juego completo. El primero de aquellos héroes mitológicos fue Harry McCormick, quien venció a Boston en la Liga Nacional el 26 de julio de 1879. El 3 de agosto de 1906; Tom Hughes de los Senadores de Washington, lanzó un juego de cuatro imparables para vencer 1-0 a los Browns de San Luis en Sportsman Park II; despachó cuadrangular en el décimo inning para decidir el juego. El 29 de septiembre de 1915, Gene Packard de los Packers de Kansas, venció a los Terriers de San Luis 1-0 en Handlan’s Park; Packard solo permitió cuatro imparables y un boleto, y bateó un jonrón en la apertura del sexto inning. El 13 de agosto de 1932, Red Ruffing de los Yankees de Nueva York, derrotó a los Senadores de Washington 1-0 en Griffith Stadium; solo permitió tres imparables y dos boletos, mientras ponchaba 12; descargó un jonrón en la parte alta del décimo inning. Entre el cuarto y octavo innings, Ruffing retiró 14 Senadores en fila. El 21 de mayo de 1938, Spud Chandler de los Yankees de Nueva York, venció a los Medias Blancas de Chicago 1-0 en Comiskey Park I, remolcó la única carrera del juego al jonronear en la apertura del octavo inning; solo permitió ocho imparables sin boletos. El primero de mayo de1959, Early Wynn, el pitcher de 39 años de edad de los Medias Blancas de Chicago, lanzó un blanqueo de un imparable contra los Medias Rojas de Boston en Comiskey Park I y bateó el jonrón que significó la única carrera en la victoria 1-0. Jim Bunning tu8vo marca de 19-9 en 1965 con efectividad de 2.60. El 5 de mayo de 1965; Bunning lanzó un juego de cuatro imparables para los Filis de Filadelfia en Shea Stadium y así vencer 1-0 a los Mets de Nueva York, solo concedió un boleto; jonroneó en la parte alta del sexto inning. El 16 de septiembre de 1971, en Shea Stadium; Juan Pizarro de los cachorros de Chicago venció a Tom Seaver y los Mets de Nueva York 1-0, y el jonrón de Juan en el octavo inning resultó la única carrera del juego. El 17 de junio de 1983; Bob Welch de los Dodgers de Los Angeles derrotó a Mario Soto y los Rojos de Cincinnati en Dodger Stadium. Welch lanzó un blanqueo y bateó un jonrón en el sexto inning para ganar 1-0.
El 5 de enero de 1966 Isaías Látigo Chávez de los Navegantes del Magallanes subió al montículo del estadio de la UCV para enfrentar a Steve Hargan de los Industriales del Valencia. Los Pericos tomaron la delantera en la apertura del segundo inning mediante jonrón de Lee May por el jardín central. En el cuarto inning Tommie Agee sencilleó y robó segunda base después de dos outs. Tom McCraw negoció boleto. Luis camaleón García roleteó por segunda base y Gustavo Gil no pudo manejar la pelota, por lo cual García se embasó y Agee anotó el empate. En el cierre del quinto inning, Jim Napier largó imparable al jardín central. Domingo Carrasquel conectó una línea peligrosa al jardín derecho ante la cual Luis Rodríguez ejecutó una atrapada fantástica. Napier avanzó a la intermedia por lanzamiento descontrolado de Hargan. Isaías Chávez bateó imparable al jardín central para remolcar a Napier con la carrera que definiría el juego. Magallanes 2 – Valencia 1. Él Látigo lanzó los nueve innings, enfrentó 32 bateadores, permitió siete imparables, recetó siete ponches, sin boletos.
El 23 de enero de 1970, los Navegantes del Magallanes enfrentaron a los Tigres de Aragua en el estadio José Pérez Colmenares en el tercer juego de la serie semi final de la temporada 1969-70 de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. Con su equipo perdiendo 3-2 en el quinto inning Gregorio Machado relevó a Danny Morris y realizó un trabajo de 10 innings en blanco para ganar el juego 4-3 en el inning décimo cuarto cuando Machado inició negociando boleto y luego anotó desde primera base mediante triple de Gustavo Gil.
El año pasado se jugó un encuentro en homenaje a la película “El Campo de los Sueños”, la cual muestra muchas de las características que ha ido perdiendo el beisbol a través de los años: la intensidad de los peloteros, la disposición a ejecutar la más insignificante jugada, la emoción por salir a dar lo mejor sobre el terreno. Aunque solo ocurriese en un sueño, sería muy interesante imaginar un juego donde un equipo jugara con el bateador designado y el otro alineara al pitcher como bateador, como indica el juego original. Solo para apreciar cuanto se ha desnaturalizado el juego.
Alfonso L. Tusa C. 27 de marzo de 2022.