En los Estados Unidos, el secuestro es considerado un delito federal. A lo largo de la historia criminal americana han sido varios los casos de secuestro que han acaparado no solo a los medios de comunicación sino también la atención del público. Tales fueron los casos de Bobby Franks ocurrido en 1924, el hijo del aviador Charles Lindbergh en 1932 conocido como el “Crimen del Siglo”, Bobby Greenlease en 1953, el hijo de Frank Sinatra en 1963 y Patty Hearst en 1974.
1968 significó para los Estados Unidos un año marcado por grandes acontecimientos que hicieron temblar a la población de entonces. Empezando con los asesinatos de El Estrangulador de Gaffney el mes de febrero, los asesinatos de Martin Luther King Jr. y Cheryl Perveler el mes de abril, el homicidio de Robert Kennedy, hermano del fallecido presidente John F. Kennedy, en junio y la serie de crímenes cometidos por el misterioso Asesino del Zodiaco en diciembre. En ese mismo mes, las miradas de los americanos se posaron esta vez en una chica de Miami cuyo nombre pasaría a formar parte de uno de los secuestros más célebres de la historia americana: Barbara Mackle.
Barbara Mackle
Barbara Jane Mackle era una hermosa chica de tan solo 20 años de edad perteneciente a una adinerada familia de Miami. Era hija de Jane y Robert Mackle, éste último era un multimillonario, co-propietario de una de las compañías de construcción más reconocidas de América: Deltona Corporation. Para el mes de diciembre de 1968, Barbara era estudiante de la Universidad de Emory en Atlanta y se estaba preparando para sus exámenes finales cuando una epidemia de gripe conocida como la Gripe de Hong Kong hizo su aparición afectando a muchos estudiantes y entre los enfermos se encontraba Barbara.
Aun estando enferma, la chica estaba decidida a presentar los exámenes finales por lo que su madre Jane se dirigió desde Coral Gables, Miami hasta Atlanta para hacerse cargo de ella y acompañarla hasta recuperarse totalmente. Madre e hija se hospedaron en la habitación número 137 de un motel llamado Rodeway Inn en Decatur, Georgia que se encontraba muy cerca de la Universidad. Estando allí, Barbara se ocupó de estudiar afanosamente para culminar sus exámenes y recuperarse de aquella gripe que la aquejaba. Como la Navidad se avecinaba, la madre tenía la idea de que una vez que Barbara culminara sus estudios, conducirían a Miami para reunirse con su familia. En pocas horas, la vida de Barbara Mackle cambiaría de manera drástica.
El Secuestro
Alrededor de las cuatro de la mañana del martes 17 de Diciembre de 1968, madre e hija escucharon que alguien tocaba la puerta. Jane se dirigió a la puerta y la abrió un poco para ver de quien se trataba. Ella pudo ver a un hombre joven con un gorro de policía quien le comunicó a la mujer que un joven que conducía un auto blanco había sufrido un accidente. Las características correspondían al novio de la chica, Stewart Woodward y se requería con urgencia la presencia de madre e hija en el hospital. Súbitamente, aquel hombre abrió con violencia la puerta apuntando a las mujeres con un arma. El sujeto venía acompañado de otro de baja estatura cuyo rostro estaba cubierto por un pasamontañas.
Los dos sujetos entraron a la habitación amordazando a la madre e impregnando su nariz con cloroformo para dormirla. A Barbara la apuntaron con un arma y la sacaron por la fuerza de la habitación. La chica fue obligada a subirse a un vehículo color azul que partió a toda velocidad mientras que la madre se hallaba inconsciente dentro de la habitación. Todo había ocurrido en cuestión de segundos.
Enterrada Viva
Los secuestradores condujeron 30 kilómetros hasta llegar a un bosque de pinos a las afueras de la ciudad donde hicieron bajar a la muchacha para llevarla hasta un agujero que contenía una caja de fibra de vidrio equipada con un tubo de plástico para proveer aire además de comida, agua, un ventilador y una linterna. Allí depositaron a la chica y antes de sellar la caja, los secuestradores la obligaron a posar para una fotografía mostrando un letrero que decía: “Kidnapped” o “Secuestrada”. Mientras sellaban la caja y la cubrían con tierra para enterrar viva a su víctima, la chica gritaba implorando por su vida.
La Nota de Rescate
Horas después del secuestro, Jane había recuperado el sentido y se encontraba acompañada de la policía en la habitación del motel ofreciendo pocos detalles acerca de lo ocurrido con su hija. Para ese momento, había llegado al motel el novio de Barbara, Stewart Woodward, quien estaba igual de preocupado como la desesperada madre. Luego hizo su aparición el padre de la chica, Robert Mackle, quien llegó desde Miami una vez enterado de lo sucedido a su hija. Para este caso, se haría cargo el FBI pues el señor Mackle era amigo de nada y nada menos de J. Edgar Hoover, el director del FBI para aquel entonces.
Mientras los Mackle seguían en Atlanta, en Miami un amigo cercano a la familia recibió una misteriosa llamada. Al otro lado de la línea, se escuchaba la voz de una mujer con un acento raro. La mujer ofreció indicaciones de donde encontrarían la nota de rescate, la cual se encontraba dentro de un tubo de ensayo enterrado a pocos metros de la vivienda Mackle. La policía encuentra la nota y van a avisar a los Mackle para que regresen a Miami.
La nota de rescate que estaba dirigida para el señor Mackle manifestaba que los secuestradores efectivamente habían raptado a la chica y a cambio de su liberación exigían un pago de 500,000 dólares, una cuantiosa fortuna para la época. Además, se ofrecían detalles de la entrega del dinero que debía ser colocado en una maleta. Pero la nota también ofreció otros detalles más alarmantes como el hecho de que Barbara se encontraba enterrada viva en una caja y que estaba provista de aire, agua y comida sólo por pocos días. Si se estaba de acuerdo, tenía que publicar un anuncio en el diario Miami Herald. Si no seguían las instrucciones, Barbara moriría enterrada viva.
Al llegar los Mackle a Miami, la noticia del secuestro ya estaba en boca de todos. Le hicieron llegar a Robert Mackle las indicaciones de los secuestradores y no le quedó más remedio que reunir el dinero requerido por el rescate. El señor Mackle hizo que publicaran el anuncio en el Miami Herald, el cual rezaba así: “Querida, por favor, regresa a casa. Pagaremos cualquier costo y te encontraremos en cualquier lugar, a cualquier hora”. Luego de esto, reunió el dinero exigido por el rescate y lo colocó en una maleta. Horas más tarde, le hicieron llegar a Robert Mackle una carta con un contenido alarmante: la foto de su hija Barbara con el letrero de “Secuestrada”.
Pago de Rescate Fallido
Dos días después del secuestro, a primeras horas de la mañana, la familia Mackle recibió una llamada. Eran los secuestradores quienes proporcionaron los detalles del lugar para la entrega del dinero exigido. Robert Mackle siguió al pie de la letra las indicaciones pero al llegar al lugar acordado había presencia policial por lo que los secuestradores huyeron del lugar dejando a Robert Mackle en un estado de desesperación.
El FBI, quien estaba a cargo de la investigación gracias a las influencias del señor Mackle, logró ubicar un vehículo azul abandonado en el lugar de los hechos. Se pudo constatar que el auto era de los secuestradores pues lo revisaron y encontraron la famosa foto de Barbara con el letrero de “Secuestrada” además de otras fotos de un joven con gorro de policía, sogas, cinta adhesiva, un pasamontañas y una llave del Rodeway Inn donde ocurrió el secuestro. Gracias a las placas del automóvil, se determinó que estaba registrado a nombre de un tal George Deacon.
Segundo Intento
Después de la frustrada entrega del dinero, Robert Mackle hizo una declaración pública dirigida a los secuestradores manifestando que no tuvo nada que ver con la presencia policial del lugar. Desesperado, suplicaba a los secuestradores que se pusieran en contacto con él pronto. Después de aquello, el secuestrador llamó de nuevo y asignó la nueva dirección para la entrega del dinero. Esta vez se solicitó que la policía no estuviera presente en el lugar de los hechos. Este nuevo intento salió como había sido planeado pero después no se supo más de los secuestradores.
George Deacon y Ruth
Mientras tanto, el FBI se encontraba en la búsqueda del tal George Deacon, presunto secuestrador de Barbara Mackle. Sus investigaciones fueron a parar a la Universidad de Miami donde se descubrió que George Deacon trabajaba como fabricante de cajas ventiladas que eran utilizadas para expediciones marinas.
El jefe de George Deacon también ofreció importantes detalles acerca de la compañera del sujeto en cuestión pues “Ruth”, una estudiante de post-grado de baja estatura, siempre iba con él. Este dato fue de gran importancia porque según lo declarado por la madre de Barbara el secuestrador iba acompañado de un sujeto de ese tamaño. También se mencionó el hecho que Ruth hablaba español recordando que cuando se efectuó la primera llamada, una mujer al otro lado de la línea habló con un acento extraño. Siempre se manejó la teoría de que dos hombres habían secuestrado a Barbara pero el que estuviera involucrada una mujer hacía más alarmante el caso.
Gary Stephen Krist
El FBI se comunicó con un sujeto quien estuvo en contacto con George Deacon para la venta de un remolque. Los agentes fueron hasta donde estaba aquel remolque y en su interior habían unas cartas dirigidas a George Deacon y a otra persona: Gary Stephen Krist. Gracias a esta pista, el FBI revisó sus archivos y encontró el expediente de Gary Krist. Éste era un joven de 23 años que había sido arrestado varias veces por robo de autos. En 1966, se había escapado de una prisión de California y llevaba varios años huyendo de la justicia. Compararon las huellas dactilares del expediente con las encontradas en el volante del auto azul abandonado y se confirmó que George Deacon era en realidad Gary Krist.
83 horas después
El 20 de diciembre, el secuestrador llamó al FBI dando detalles vagos acerca de la ubicación de la “tumba” de Barbara. Inmediatamente, el FBI envió una cuadrilla al lugar en cuestión que era un bosque de pinos a las afueras de Atlanta. La búsqueda tomó largas horas hasta que encontraron dos tubos de plástico que sobresalían de un montón de tierra, además escucharon unos sordos golpes que provenían del suelo. A la velocidad del rayo, los agentes comenzaron a cavar. Encontraron la caja, la abrieron y lograron ver a la chica viva. Para el momento de su rescate, 83 horas después, Barbara presentaba signos de debilidad, deshidratación y la pérdida de 10 kilos pero lo más importante era que se encontraba viva.
J. Edgar Hoover, el director del FBI, llamó a la casa Mackle y le comunicó a los desesperados padres que habían encontrado con vida a Barbara.
Detención de los Secuestradores
Dos días después del rescate de Barbara, Gary Stephen Krist es arrestado mientras se escondía en un pantano de Florida. Para cuando lo detuvieron, confesó todo lo sucedido y que su novia y cómplice Ruth Eisemann-Schier había escapado. 79 días después arrestaron a Ruth en Norman, Oklahoma. Para ese entonces, Ruth había logrado una interesante hazaña y fue el hecho de convertirse en la primera mujer en ingresar a la lista de los más buscados del FBI.
Cuando arrestaron a Ruth, ella contó cómo conoció a Gary Krist cuando se hacía llamar George Deacon en junio de 1968. Inmediatamente, se enamoraron. Éste tenía la idea de cometer el crimen perfecto y pensó que lo ideal sería secuestrar a una chica rica, pedir un rescate y escapar juntos. Ruth, perdidamente enamorada, aceptó ser su cómplice. Para llevar a cabo el plan, fueron a la biblioteca donde ubicaron el apellido Mackle como una de las familias más ricas. Enterraron la nota de rescate a pocos metros de la vivienda Mackle. Después viajaron hasta Atlanta desde Miami. Allí se enteraron que Barbara estaba enferma y que su madre se dirigió hasta allá para acompañarla. Ambas se hospedaron en el 137 del Rodeway Inn cerca de la universidad.
Llegado el día del secuestro, 17 de Diciembre, ambos se disfrazaron. Gary usó un gorro de policía y Ruth estaba cubierta con un pasamontañas. Como averiguaron lo suficiente sobre la vida de Barbara, supieron que su novio, Stewart Woodward, manejaba un auto blanco y bajo el pretexto de que éste supuestamente había sufrido un accidente, tocaron la puerta y procedieron a su macabro plan. Cuando ocurrió el primer intento de rescate, éstos se separaron. Acordaron verse en el lugar donde dejaron el auto pero cuando Ruth volvió, la policía había descubierto el auto abandonado y huyó. Hasta este punto, pensó que Gary la había abandonado.
Después de aquella aterradora experiencia que duró 83 horas, muchos se preguntarán ¿Cómo hizo Barbara para sobrevivir estando enterrada viva? Según lo declaró la chica después del secuestro, lo que la ayudó a sobrellevar tan macabra aventura fue el imaginarse a ella y su familia reunida para Navidad y la manera como se decoraba el árbol. Gracias a su actitud optimista, pudo recuperarse lo que sorprendió a su familia pues no se mostró afectada después de aquello.
Epílogo
Ruth Eisemann-Schier fue declarada culpable y condenada a cumplir siete años de prisión. Después de cuatro años, es puesta en libertad condicional y deportada a su Honduras natal donde vive en la actualidad.
Gary Stephen Krist fue condenado a cadena perpetua en 1969. En 1979, diez años después, es puesto en libertad condicional.
Tres años después del secuestro, en 1971, Barbara se armó de valor para relatar aquella experiencia en un libro llamado 83 Hours Till Dawn (83 Horas hasta el Amanecer). Ese mismo año, Barbara se casó con su novio, Stewart Woodward y se mudaron a Florida para formar una familia. El matrimonio duró hasta la muerte de Stewart en el año 2013.
El libro fue la base para dos películas para televisión: La primera titulada La Noche más Larga del año 1972 y la segunda llamada 83 Horas hasta el Amanecer del año 1990. La serie documental Crímenes del Pasado de Investigation Discovery transmitió este famoso caso en su quinta temporada en el episodio titulado A Coffin for Christmas o Un Ataúd para Navidad.