El cartel como disciplina que siempre ha estado a medio camino entre el arte y la publicidad, que en ocasiones servía para transmitir mensajes dedicados al ocio y al consumo y en la moda del momento, otras veces, adquiría otro espacio al dedicarse a cuestiones políticas o sociales. El cartel es un medio de expresión plástica caracterizada por ser una imagen fija. Su razón de ser ha sido desde su nacimiento la difusión de un evento, la propaganda de un producto, la eficacia de un mensaje florido para inducir a un determinado comportamiento tanto de consumo placentero o al menos beneficioso, como de reacción luchadora ante conflictos bélicos. El cartel surge a finales del siglo XIX en combinación con el desarrollo de la Revolución Industrial y el nacimiento del fenómeno urbano. El contenido propagandístico del cartel se descubre con ocasión de la Primera Guerra Mundial, cuando el cartel político se convierte en una disciplina sometida. Tras el fin de la guerra, el cine y la fotografía suministran nuevos criterios estéticos y movimientos como el cubismo y el nuevo objetivismo influyen en el lenguaje formal del cartel. Un poderoso medio de transmisión de ideas, el cartel y el flyer eran utilizados para que los combatientes de un sector se alistaran para luchar contra el enemigo.
En la parte comercial, un gran aliado para finales del siglo XIX y principio del siglo XX fue el escaparatismo, un medio que bajo la óptica de las grandes tiendas por departamento era empleado como merchandising para dar a conocer lo último en la moda, accesorios o utensilios de uso cotidiano. La calle y sus muros han sido y son el mejor espacio para que los transeúntes reciban una nueva información en escaparates, vallas o grandes paneles en las entradas urbanas, columnas, kioscos y medios de transporte público. Para los artistas del siglo XX era una gran oportunidad para dar a conocer su trabajo, ya que les permitían ponerse en contacto con las grandes Vedets. La Belle Époque fue testigo del boom de las actrices famosas, cuya imagen contribuyeron a difundir los nacientes medios de comunicación. Nombres como Sarah Bernhard, Loïe Fuller, la Bella Otero, Lina Cavalieri, o la condesa Anne de Noailles se hicieron un hueco en el panorama artístico e intelectual de la época.
Los nuevos medios de transporte permitieron también a estas mujeres actuar en los escenarios de Europa y América, convirtiéndolas en las primeras estrellas globales. Todas ellas destacaban por su belleza, pero también por su personalidad y su estilo de vida, salpicado de notorios romances con hombres poderosos (casados en muchos casos), que provocaron no pocos escándalos, ya que se alejaban de los cánones femeninos tradicionales. Fueron sobre todo bailarinas, actrices y cantantes, pero también se dedicaron a la literatura o a las actividades empresariales, haciéndose un lugar en un mundo dominado por hombres sin necesidad de estar subordinadas a ellos. A su manera, sirvieron de ejemplo para las mujeres y contribuyeron a su emancipación, haciendo cosas tan revolucionarias en aquella época como vestir pantalones o fumar.
Un caso muy particular de la evolución del cartel estuvo dentro de la gama de cartelistas de la época, podemos resaltar el talento de Alphons Mucha que expuso su juicio a la vista del mundo del espectáculo de la época a la que Sara Bernhard le llamo mucho la atención su trabajo que había quedado gratamente impresionada, comprometiéndose a crear el vestuario, los decorados y los carteles de las obras de esta durante los siguientes cinco años. Y el otro, con el impresor Champenois quien, a cambio de un salario fijo y generoso, compró los derechos sobre los trabajos litográficos que Mucha produjo desde 1895 hasta su partida hacia América en 1904 a 1923 Avispado, hombre de negocios, Champenois no tardó en darse cuenta de las posibilidades comerciales de los diseños de Mucha, siendo precisamente él quien sugirió al artista la idea de los famosos panneaux décoratifs (paneles decorativos). Los paneles decorativos eran básicamente posters temáticos sin texto, impresos en papel de buena calidad o, incluso, en raso, que se vendían para ser enmarcados como cuadros o, según una moda de la época, para decorar biombos.
Por otro lado, y fiel a ese principio fundamental del Art Nouveau según el cual “el arte debía crearse para las masas y debía servir para adornar y embellecer los bienes de uso y consumo”, Alphons Mucha diseñó estas composiciones con idea de que fueran producidas en grandes cantidades, para que, así, resultaran baratas y pudieran ser adquiridas por el mayor número posible de personas. Algo que logró y que contribuyó a que los paneles decorativos, que llevaron al artista a la cumbre de la fama en tan poco tiempo. Otros artistas de la época con perfección cromolitográfica y estética dinámica y decorativa del magnífico dibujante Jules Cheret, considerado el primer cartelista, artista y experto litógrafo, con sus carteles principalmente para anunciar acontecimientos teatrales. Al igual que el inigualable Henrry toulusse loutrec con sus tintas planas, su sintetismo japonesista y su excepcional captación de la sicología de los protagonistas, junto a T.A. Steinlen. Durante el período de entreguerras se producen cambios al integrar las estéticas de las vanguardias históricas, el futurismo, el neoplasticismo, la Bauhaus, el dadaísmo y el surrealismo, el constructivismo…, dentro de lo que se ha denominado Art déco. La vida moderna, con sus avances industriales, hace cambiar las formas de comportamiento, de viajar, de desplazarse, de vestirse y de divertirse. Y la nueva publicidad es encabezada en Francia por Cassandre con su famoso cartel de grandes dimensiones: Au boucheron (1,50 x 4,00 m) y toda la serie que publicitan trenes, trasatlánticos, libros, bebidas
En el siglo XX, los espectáculos de vedette tuvieron éxito en los cabarets, teatros y discotecas de países como España, Francia, Argentina y México. París y Las Vegas fueron consideradas la principal cuna de las vedettes. Y con estos sus carteles propagandísticos que hicieron de ellas el más famoso por las dimensiones a grandes formatos y diagramación interna. Josephine Baker Durante el comienzo de su carrera, Baker fue reconocida como bailarina y estuvo entre los artistas más célebres que encabezaron las revistas de Folies Bergère en París. Su actuación en la revista Un vent de folie en 1927 causó sensación en la ciudad. Su disfraz, que constaba solo de una falda corta de plátanos artificiales y un collar de cuentas, se convirtió en una imagen icónica y en un símbolo tanto de la era del jazz como de los locos años veinte . En París, se convirtió en un éxito instantáneo por su baile erótico y por aparecer prácticamente desnuda en el escenario. Después de una exitosa gira por Europa, rompió su contrato y regresó a Francia en 1926 para protagonizar el Folies Bergère
Las vedettes comenzaron a ganar popularidad en Francia a principios del siglo XX. Después de Francia, han ganado mayor popularidad en los países latinos, tanto en Europa (España) como en América del Norte y del Sur (Argentina y México), donde causaron furor en la vida nocturna en diferentes momentos. El término se usa poco en los países de habla inglesa, aunque en Estados Unidos hay espectáculos de cabaret y burlesque muy populares en Las Vegas, donde a menudo se confunde con coristas. Lugares como Le Lido , Moulin Rouge y Crazy Horse en Francia, el Teatro Maipo y el Teatro El Nacional en Argentina, y el Teatro de la Ciudad "Esperanza Iris" en México son o fueron famosos por sus espectáculos de vedette. En los años 60 la aparición del arte pop tiene una influencia decisiva en la elaboración de los nuevos carteles publicitarios. Las fronteras entre arte y publicidad comienzan a difuminarse y Andy Warhol los pone de manifiesto al no dudar en convertir en cotizadas obras de arte a las cotidianas latas de sopa Campbell?. La parte final de la exposición se dedica a creadores actuales, como Oliviero Toscani, que demuestran que, mediante la aplicación del ingenio, un cartel publicitario todavía puede llamar la atención de millones de personas, aunque ahora tiene que enfrentarse a competidores como los neones y las lonas gigantes serigrafiados. La era de la electrónica amenaza la vida del cartel.