Hace siglos que el Vaticano invierte en la ciencia sin mezquinar. Dicho así suena contradictorio. Porque relacionamos el estado Vaticano con la religión católica, lo cual es acertado. La ciudad Vaticano es la sede central de la Iglesia Católica, la residencia del Papa, y uno de los sitios de custodia del arte más importantes del mundo. Conocemos tres funciones principales para el público mundial: ser el hogar de la Santa Sede; la custodia del alto valor histórico, de la arquitectura y el arte religioso; y su gran actividad turística. Como un estado que busca el progreso, el Vaticano invierte en el desarrollo de la ciencia, pero lo destacable son las cifras escandalosas que destina a científicos, construcción de laboratorios y artefactos para la investigación, especialmente, la espacial.
El Vaticano tiene un lugar privilegiado en la carrera espacial
A nivel global, son pocos los países que tienen un especial interés por la investigación espacial, y más precisamente están dentro de la denominada carrera espacial. El Vaticano es uno de ellos. ¿Lo sabías?
La carrera espacial es una competencia global por llegar más lejos, explorar y conocer los fenómenos del espacio por parte de organizaciones ligadas a estados nacionales. Comenzó a mediados de los años '50 con la rivalidad entre la entonces Unión Soviética y los Estados Unidos. Hubo una etapa en la historia reciente, denominada guerra fría, en la cual estos dos países instaron enfrentamientos bélicos entre otros estados dependientes de ellos, entretanto que existía una contienda por tener dominio sobre el espacio exterior. La ingeniería aeroespacial, las telecomunicaciones, la astronomía y la tecnología militar se expandieron a volúmenes gigantescos durante esos años, dejando como resultado un gran progreso en la conquista del espacio.
El SIV (Servicio de Inteligencia del Vaticano): dedicado a la investigación espacial
En esta carrera espacial intervienen en menor medida, Alemania, China, Canadá, India, Israel, Japón, Francia y Gran Bretaña. Pero ninguno de estos países supera al estado Vaticano en cuanto a la magnitud de capitales asignados, superioridad tecnológica y cualificación de científicos astrónomos y astrofísicos. Esto lo vienen haciendo desde el s. XVIII cuando edificaron el observatorio astronómico en el Collegio Romano, y la Specola vaticana, centros de investigación astronómica que dependen del Papa. Pero en los años '50, en los albores de la guerra fría, ocurrió un evento muy curioso: el entonces Papa Pío XII creó el SIV (Servicio de Inteligencia del Vaticano) o Santa Alianza, una organización de inteligencia similar a la CIA y a la KGB. Su función principal sería estar a la vanguardia en cuanto a exploración espacial, los sucesos extraterrestres y, por supuesto, ser los principales embajadores a la hora de establecer contactos interplanetarios.
Fenómenos espaciales ocultos al público y una sospechosa muerte
La existencia del Vaticano nace a raíz de la religión, el desarrollo de la cultura humana, e incluso -podríamos sospechar- el poder simbólico sobre la humanidad a través de la hegemonía religiosa. ¿Será acaso este desmesurado interés por conquistar el espacio el de tener mayor control sobre la humanidad? Es posible que, gracias a la valiosa información contenida en los miles de escritos antiguos que el Vaticano oculta en la biblioteca vaticana secreta, tengan conocimiento de fenómenos extraterrestres o ufológicos. Estas actividades, posiblemente hayan sido vedadas a la humanidad durante siglos. Lo cierto es que hoy día el vaticano es líder en progreso científico espacial.
Entre las inversiones que realizó la Santa Sede por lograr la delantera en la carrera espacial, construyeron observatorios astronómicos ubicados en diferentes regiones (VATT: Telescopio de tecnología avanzada del Vaticano; MGIO: Telescopio Vaticano de Monte Graham en Arizona, EEUU; Observatorio en Alaska), y programas espaciales con tecnología especializada de altísimo costo. Hasta la fecha ningún funcionario de la Santa Sede ha brindado declaraciones al público, salvo el curioso caso del sacerdote jesuita Malachi Martin. Este sacerdote filtró a finales de la década de los '90, información relativa al descubrimiento de un planeta llamado Hercoboulus. Al poco tiempo de dar esta información, el padre Martin muere en circunstancias muy dudosas. Se sospecha que fue eliminado por haber revelado información secreta.
La nave Aurora, los programas espacial Siloé y Secretum Omega
El Vaticano se dedica tanto a observar los fenómenos celestes desde la tierra, como a enviar sondas y naves con el propósito de tener pleno control del espacio. El programa espacial Siloé comenzó a principios de los '90 con la investigación del planeta X, o Nabiru. La misión Siloé se llevó a cabo a través de una sonda espacial construida secretamente en el área 51 de los Estados Unidos, con la colaboración de a NASA, a fin de aproximarse a este cuerpo celeste y obtener información. Fue este el planeta que reveló el padre Martin a través del nombre de Hecoboulus. La sonda Siloé fue construida y lanzada al espacio en total hermetismo y secreto, siendo transportada por la poderosa nave Aurora, de tecnología militar estadounidense. La Aurora es la nave responsable de numerosos avistamientos "OVNIs" en distintos puntos del planeta, debido a su actividad secreta.
El Secretum Omega es el programa conocido de más elevada clasificación dentro del Servicio de Inteligencia Vaticano. Este programa cuenta con un millonario presupuesto. El programa tiene por objeto la investigación espacial de manera exhaustiva, sin quedar sujeto a ninguna obligación de dar a conocer sus resultados. Estas informaciones fueron descubiertas a través de filtraciones de conversaciones entre diferentes jefes de estado, mediante un cable de wikileaks de 2016.
Es curioso que el Vaticano tenga tanto interés espacial
Lo que nos resta es pura especulación. Podríamos elogiar los esfuerzos del Vaticano en invertir tantos millones en la carrera espacial, esperando algún beneficio tecnológico, científico, educativo o de otra índole para la población en general. Pero nada de esto tiene que ver con un beneficio para la humanidad. Entonces, ¿por qué motivo tiene el Vaticano tanto interés en los fenómenos espaciales? ¿Tendrán conocimiento o contacto con entidades extraterrestres? ¿Qué relación tendrá con los cerca de 1 millón 600 mil rollos antiguos que están archivados secretamente en la biblioteca vaticana? ¿Qué piensas tú? ¡Permítete sospechar!
Fuente: ufospain.es