JARABE DE LETRAS
Por J. Rodríguez
¿Es el sueño nuestra oportunidad para visitar mundos paralelos?
¿Qué es el sueño? ¿Qué función cumple? Cuando yo salía del bachillerato y me correspondió realizar el proyecto final, tuve que seleccionar un tema que, por indicaciones de la profesora debía ser de interés del colectivo. La mayoría de mis compañeros escogieron temas trillados (y no por eso menos importantes) como El Uso de las Drogas, El Embarazo en Adolescentes, Los Perjuicios del Abuso del Alcohol y Las Enfermedades de Transmisión Sexual. Yo en cambio escogí un tema que me atraía desde hace bastante tiempo: El sueño. No, desde el punto de vista fisiológico el hecho de tener necesidad de dormir, tampoco los sueños que se tienen cuando estas despierto. Me refiero a ese estado que es diferente a la vigilia y en el que la mente nos cubre de imágenes oníricas como si hubiéramos visitado lugares remotos en otras dimensiones. Es verdaderamente maravilloso ese mundo que la ciencia ha querido, pero no ha podido explicar.
El sueño es como una realidad paralela en el que podemos vivir con nuevas reglas
Existen muchos fenómenos relativos al sueño, desde sueños premonitorios, esos que aparentemente nos revelan pequeñas cosas que van a ocurrir, hasta sueños que parecen impulsar la materialización de realidades. Hay sueños que son tan reales en lo que respecta a sus sensaciones que se despierta uno con el sentimiento todavía, pudiendo quedarse contigo por días. Es como vivir cosas en una realidad paralela. En otras ocasiones pareciera que dos personas o más pudieran conectarse a través de un sueño común. En otro momento hablaremos un poco sobre estos fenómenos específicos. En esta oportunidad les relataré una experiencia que me pasó hace un par de décadas. El hecho es que soñé que me encontraba yo en una gran plaza donde caminaban algunas personas. En distintos lugares había vendedores de libros viejos. Yo, buscaba un libro en específico, uno en cuya portada aparecía una mujer de cabello largo que apoyaba la punta de su espada contra el suelo. De pronto, una voz en lo alto me instó a darme prisa porque el tiempo se iba a acabar. Miré hacia el cielo, buscando de donde salía esa voz. Le dije: “¿Quién eres? ¿dónde estás?”, pero no me respondió. “¿De dónde eres?”. Entonces la voz respondió: “De África”, me respondió. “¿Cómo te llamas?” pregunté entonces y me respondió con un vocablo que me pareció extraño. “No”, le dije, “dime algo que pueda recordar cuando despierte”. Hubo un silencio y de pronto la voz me preguntó: “¿Y como sabes que estas soñando?”, “Por favor”, insistí, “dime algo que pueda recordar fácilmente”. De pronto escuché la risa de varias personas y me respondió: “¿Fácilmente?, kalula”. Entonces traté de memorizar para recordar cuando estuviera despierto: kalula, kalula, kalula…
Cuando desperté me hizo un poco de gracia porque estaba repitiendo esa palabra en voz alta. Días después, recordando el sueño, se me ocurrió usar un buscador para ver si existía esa palabra. Cuando tecleé el vocablo apareció en la pantalla del computador lo siguiente: “Suhahili detectado:Kalula=fácilmente.