Giulia Tofana: La creadora del temido Agua Tofana

En 1791, el compositor y pianista Wolfgang Amadeus Mozart, falleció por causas misteriosas, catalogando su muerte bajo el término de ‘’valor desconocido’’.

El pianista se encontraba con problemas de salud, sintiéndose débil y agotado por varios meses, hasta que un día le comentó a su esposa Constanze la posible causa de su terrible condición: ‘’Alguien me ha envenenado’’, afirmó el compositor mientras se encontraba sentado en el banco de un parque, agitado y cansado tras una caminata que realizó con su amada. A raíz de eso, la salud de Mozart se complicó y cayó postrado en cama, sufriendo de hinchazón, dolores y vómitos.

Entre algunas de las posibles muertes de Mozart se nombraron la gripe y la triquinosis, pero el envenenamiento fue una de las más aceptadas y, entre algunos de los elementos que se supuso que fueron utilizados se mencionaron al mercurio y al agua tofana. Este último veneno fue muy conocido por haber tomado protagonismo en varios crímenes en Europa durante el siglo XVII, ¿pero cuál fue su origen?

LA INVENTORA DEL AGUA TOFANA

Durante la primera mitad del siglo XVII, existió una cosmetóloga experta en conocimientos de química de nacionalidad italiana llamada Giulia Tofana, quien fue descrita como una mujer bella e inteligente.

Giulia pasó gran parte de su vida entre boticarios, por lo que entonces, la joven observó detenidamente cuando éstos preparaban sus propias pociones y, según se dijo, fue lo que la impulsó a crear su propio veneno conocido como Agua Tofana. No obstante, también circuló una versión diferente, en donde supuestamente, la madre de Giulia fue la verdadera inventora del Agua Tofana y, con el paso del tiempo, ésta le enseñó a su hija la verdadera receta del veneno.  

El Agua Tofana era un veneno insípido, inodoro y transparente, por lo que podía engañar a cualquiera. Su efecto podía ser regulado dependiendo de la cantidad que se aplicara, en tanto la persona que bebía el veneno, podía tardar en morir tanto en una semana como también en meses, e incluso un año.

El Agua Tofana se vendía disfrazada de ‘’Maná De San Nicolás De Bari’’, un aceite curativo que, supuestamente, goteaba milagrosamente de los huesos del santo que lleva su nombre. En aquellos días, era muy común que en todas las casas estuviera presente dicho aceite curativo para tratar dolores y malestares.

LAS CLIENTAS DE GIULIA TOFANA

Al sentir una gran empatía por las mujeres de bajo estatus que eran obligadas a casarse en matrimonios arreglados (por lo general, jóvenes con hombres mayores), Giulia solía tener como clientas principales a aquellas chicas que deseaban enviudar de la manera más rápida posible. Con esto, Giulia sentía que ayudaba a aquellas mujeres que se encontraban atrapadas en un matrimonio infeliz (más si se trataba de un marido violento).

El Agua Tofana llegó a matar a alrededor de 600 hombres en Roma de las manos de las esposas, pero cuando la popularidad del veneno de Giulia Tofana estaba tomando mucho protagonismo, el secreto de las misteriosas muertes fueron revelados por una mujer que se arrepintió de haber utilizado el veneno para asesinar a su marido y confesó todo a las autoridades papales.

LA EJECUCIÓN DE GUILIA TOFANA

Debido a la popularidad de Giulia y por el hecho de considerarla una heroína para muchas mujeres, los ciudadanos impidieron el arresto de la cosmetóloga y, a raíz de esto, Giulia se refugió en una iglesia  donde se le concedió asilo en sagrado.

 Pero, cuando se corrió el rumor de que Tofana había envenenado el agua de Roma, la policía la secuestró y la sacó a la fuerza del santuario para un interrogatorio. Durante su estadía en presión, Giulia fue obligada a llevar botas de plomo y, debido a las constantes torturas, la mujer terminó confesando sobre los 600 hombres que fueron asesinados con Agua Tofana y cómo fue la distribución del mismo.

Giulia Tofana fue ejecutada en la horca junto a su hija Girolama (quien también ayudaba a su madre en la distribución y preparado del Agua Tofana) y a tres colaboradores más. Tres su muerte, su cadáver fue arrojado sobre el muro de la iglesia que la había acogido. Además, algunos de sus proveedores y clientas también fueron arrestados  y ejecutados por encubrimiento.

Pero en un caso como en el de Giulia Tofana, en donde usó una sustancia mortal para ayudar a mujeres de pocos recursos que se encontraban solas y estancadas en matrimonios infelices, cabe preguntarse: ¿Podría considerarse a esta cosmetóloga una asesina o una salvadora que ayudó a otras mujeres a escapar del ámbito violento de sus hogares?