Desde la llegada de internet el mundo ha cambiado y con ello nuestros hábitos de vida. No solo nos comunicamos de un modo más directo sino también empezamos a adoptar formas de vida saludables. Y yo me pregunto ¿es para sentirnos mejor?O, ¿Para vernos mejor en Instagram? Antes quien no tenía coche o teléfono no era nadie, ahora quien no tiene redes sociales y no pone su vida en el escaparate tampoco. Luego delimitemos estos cambios que se han ido produciendo en los más jóvenes, pero también en los no tan jóvenes. Comunicación, deporte y belleza, ahora está de moda hacer deporte como un profesional y subirlo a las redes sociales mientras lo hacemos, eso por supuesto supone estar delgado y comer sano. A pesar de lo que advierten los médicos de que no por estar más delgado estás más sano y que la delgadez en exceso no es sinónimo de perfección.
La moda también nos influye y es que lo que vemos en las youtubers e influencers está de moda sin darnos cuenta que cada uno tiene su propio estilo y personalidad y que aun siendo cada persona única no hay nadie perfecto. El exponer nuestra vida al escaparate entraña riesgos y es un peligro para muchas adolescentes por los pederastas y la trata de blancas y la autoestima de los más jóvenes que si no emulan o no llegan donde su ídolo acaban traumatizados.
Cada generación ha tenido sus costumbres y estilo de vida y lo que llama la atención es la rapidez con la que crecen las generaciones en conocimiento no siempre bueno y en la importancia que se está dando al consumismo. Eso se observa en los libros, las películas y en todos los aspectos de la vida. No le demos importancia tanto a la competencia y en tener más que otros o ser como otros, dediquémonos a llevar una vida que nos haga feliz a nosotros y a los que nos rodean y valoremos más los principios y valores que están en la palabra de Dios. Eso nos hará verdaderamente felices.