MÁS HACE EL QUE QUIERE QUE EL QUE PUEDE. LA HISTORIA DE NACHO.
Esta mañana la joven Meyling Mercado me relató la historia de JOSÉ IGNACIO MERCADO CARBALLO, NACHO; un hombre luchador, esposo y padre ejemplar. Yo conocí a NACHO a principios de los 80's en la Escuela Primaria Municipal, desde niño ya trabajaba ayudando a su familia. Este hombre de 48 años, sale todos los días a buscar la vida con su Carrito de Raspados (hielo triturado relleno de sirope) con la leyenda DIVINO NIÑO negocio que mantiene a flote a su familia desde hace más de 3 décadas; junto a su esposa Doña Rosa Angelina Garay y sus 3 hijos son el vivo ejemplo de unidad en lo familiar y en lo laboral. ¿Quién no ha visto a NACHO en el Parque Central o en los estadios de béisbol ofreciendo sus raspados? Las palabras de su hija Meyling hoy en nuestra conversación reflejan la admiración y agradecimiento hacia su Padre, el apoyo incondicional de su Madre para sacar adelante el negocio y los valores que Ella y sus hermanos han heredado de ambos. NACHO y Doña Rosa son abuelos de un hermoso niño llamado BISMARCK RAFAEL, desde ya acompaña a sus abuelos a trabajar y la gente lo bautizó como NACHITO, es hijo de Meyling y dice que sus Padres han sido el soporte principal para criar al bebé y apoyarla en su meta de culminar su carrera de Enfermería. Dice el dicho que "MAS HACE EL QUE QUIERE QUE EL QUE PUEDE", NACHO y su familia son el vivo ejemplo que esto es verdad.
¿EN QUE LE AYUDO PAPA?
El mecánico estaba lleno de trabajo en el taller y me pidió un poco de paciencia; me dijo textualmente: "MI HIJO ES MI AYUDANTE, PERO LOS SÁBADOS VA A CLASE, ASÍ QUE ME LA ESTOY JUGANDO SOLO". Una hora después apareció un muchacho de unos 18 años con su mochila e impecablemente vestido, pasó directo al cuarto de Herramientas y minutos después salió con ropa de trabajo y le dijo al Papá: "A VER PAPA, ¿EN QUE LE AYUDO? NO SE AHUEVE YA VAMOS A SACAR ESTAS TAREAS" El Papá le insistió que primero fuera a almorzar y que después regresara, pero el chavalo con una madurez envidiable y muy considerado con su Padre le dijo: "NO PAPA, COMO LO VOY A DEJAR SOLO AQUÍ CON TANTO TRABAJO; SI DE ESTE TALLER COMEMOS TODOS EN LA CASA Y ASÍ ME GANO MIS GASTOS DE LA UNIVERSIDAD".
CÓMO ES POSIBLE QUE NADIE QUIERA COMER BUÑUELOS?.....La historia ocurre durante en un partido del Campeonato Nacional de Beisbol entre el León y el Granada en el Estadio Roque Tadeo Zavala la primera vez que lo miré y escuché su lamento desesperado, eran mediados de los 80's. Quizás más que un grito de desesperación era una técnica de venta efectiva porque llegaba a los más profundo del corazón de los aficionados que estaban en el estadio; el hombre vendía buñuelos y recorría el estadio pregonando suave y sutilmente "LOS BUÑUELOS, LOS BUÑUELOS" al menos en la primera mitad del partido. A la altura de la sexta entrada cuando miraba que nadie les entraba a los buñuelos y no había vendido mucho, cambiaba a "COMPREN BUÑUELOS, COMPREN BUÑUELOS”; ya para el octavo inning se disparaba y enojado gritaba: "JODIDO, ¿CÓMO ES POSIBLE QUE NADIE QUIERA COMER BUÑUELOS?" "QUÉ QUIEREN, QUE VAYA A ROBAR PARA DARLES DE HARTAR A MIS HIJOS? JODIDO, COMPREN BUÑUELOS POR FAVOR". El desborde de compradores venía automáticamente y en menos de lo que canta un gallo no quedaba nada en la pana, en una ocasión le tocó hacer su acto de desesperación propiamente en la fila dónde estábamos sentados y unos de los amigos de mi Papa le dijo: "A VER HERMANO VENÍ, MEJOR DAME UNOS BUÑUELOS ANTES QUE ME METAS MI VERGAZO POR NO COMPRARTE".