En días pasados comenzó un conflicto bélico por parte de Rusia hacia Ucrania por el control de sus territorios con sus respectivas salidas hacia el Mar Negro y el dominio de las grandes ciudades que una vez fueron centros urbanos llenos de vida, centros bulliciosos y un sinfín de ciudadanos cargados de calidad humana y orgullosos de su nación, ahora estos mismos ciudadanos han tenido que salir huyendo de la guerra ocasionada por Rusia y llevándose por delante sueños, estilos de vida, centros urbanos cargados de estilos arquitectónicos con historia, vaciando una economía con calidad de exportación y empobreciendo a una nación, sin recursos, para ser doblegados y así tener el dominio absoluto del territorio para los enfoques planeados por Moscú.
Por una parte, tenemos los razonamientos de un juego geopolítico, con distintas fichas con una multiplicidad de colores y razones para apoyar, otras para mantenerse al margen y otras con unos matices por definir. En cuestiones de opiniones abstractas, las balanzas no se terminan de inclinar a favor ni en contra, solo en lo que les convendrá en un futuro inmediato o próximo, a los que guardan silencio para no ofender a un lado o al otro, dejando ver sus miserias por encima del traje que les toca usar ante el conflicto que promete ir más allá de las fronteras ucranianas.
¿Y ahora cómo quedan los distintos sectores productivos?, ¿Cómo queda una generación que floreció en un estado donde pensaban que era su lugar de por vida y que de la noche a la mañana se convirtieron en desplazados huyendo de la cara más oscura de un sistema invasor que aniquila y borra de un plumazo la sonrisa y las gana de hacer en su propio país un profesional de bien?, ¿Dónde quedan esos habitantes repletos de sueños y anhelos que ven con desespero su hogar y ciudad destruido física y moralmente?, que lo que les queda es despedirse de su hogar, citando unas melodiosas notas de un piano que quedó en pie en su casa después de un bombardeo, notas musicales repletas de carga emocional y viendo cómo se desvanecen sus aspiraciones y su entorno convertido en cenizas.
Ok, si todo esto que nos conmueve, nos hace emitir un sinfín de pensamientos, escritos, opiniones y nos hace suponer en las mujeres y niños que han huido, los hombres que han puesto a salvo a sus familias en los países vecinos y se han regresado para combatir en su país por voluntad propia, los que se han quedado porque no consiguieron la manera de salir y otros que simplemente dijeron AQUÍ ME QUEDO ESTE ES MI HOGAR Y MI PAÍS, ¿Qué pasa con toda esta gente?, ¿Qué futuro hay?, ¿Nos rendimos o luchamos?. Miles de preguntas me hago, y no consigo respuestas, me imagino los miles de interrogantes de todas estas personas, preguntándose que serán de ellos, y acaso Europa y el resto de los que convivimos en este planeta nos hemos detenido a pesar ¿Qué pasa si esto trasciende a un plano bélico de magnitudes inimaginables, donde en días pasados se puso sobre la mesa la idea de que sea la tercera guerra mundial, ¿Acaso nos hemos detenido hablar o a pensar sobre esto? En muchos casos lo agarramos a broma o nos reímos de nuestras propias desgracias, en otros solo una simple matriz de opinión, pero de ser cierto los posibles escenarios, creo que es algo serio de suponer y alzar la voz, porque no es solo una sección de la población que se ve afectada, es el mundo que ahora conocemos, el que está en riesgo. Y hablando de todo esto, y expresando una de mis interrogantes, ¿Dónde quedaron los pseudo-ambientalistas con respecto al calentamiento global? ¿Dónde quedó ese discurso vacío, de la contaminación de nuestros océanos, o simplemente ¿Dónde quedó el discurso de la tala de árboles y deforestación de nuestros pulmones verdes, de nuestras selvas y bosques?, acaso de que si se lanza la bomba atómica ¿Tendremos una atmosfera muy sana? Existen teorías que afirman que con la detonación de algunas bombas atómicas pueden llegar a hacer desaparecer la atmosfera para siempre y acaso no es motivo de alzar la voz que todas esas cenizas que estarán en la superficie de la atmosfera podrían cubrir por años la penetración de los rayos solares e impedir la fotosíntesis, aspecto y factor fundamental para la vida, nuestras cosechas y fundamental para la sobrevivencia. Al parecer es más importante tontear y jugar en tiktok y pensar en la marca actual de ropa o simplemente estar pendientes de las banalidades que enseña las redes sociales. Es muy simple, hay algunos que comen y otros que no, hay otros que ni saben donde rayos está el conflicto bélico y otros que estén pendientes de llevar ropa y comida y suministrarles escapes rápidos a los desplazados del conflicto. Para los ambientales hay otro sector que muy poco se ha mencionado, pero que en días pasados hicieron referencia y es a los animales domésticos y los animales que están en los zoológicos de estas ciudades bombardeadas, al igual que los animales en situación de calle y en los refugios, a dios gracias todavía hay humanidad para este sector, el de los animales, y la piedad es un factor de admirar en estos días que están llenos de intereses oscuros y sin compasión.
Para los ambientalistas les hago un llamado alzar la voz, tanto de un lado como del otro, sea de la región y del continente que sea, ya que no es cualquier cosa lo que está en juego. No tenemos un PLAN B, esto es lo que hay y es donde estamos, TODOS, tenemos derechos a decir basta, así no seamos oídos o tomados en cuenta nuestras exigencias como ciudadanos, como civiles, como especie que queremos un lugar mejor, pero está complicado, porque mientras haya intereses de por medio, invasiones, conflictos, desacuerdos, negocios oscuros, esto no será un planeta sano para vivir, sino para sobrevivir. Nuestra extinción a comenzando y por los senderos que vamos, creo que llegará más rápido de lo que pensamos, es cosa de cada quien aportar un freno de mano a la situación en la que estamos involucrados todos como especie seudopensante.