La Abuela Aurora y la Noche de Beltane.
Cuentan que los años 70 no existía una línea divisoria entre libertad y libertinaje, pero esto fue lo que permitió el regreso de prácticas paganas que quedaron por años guardadas, ocultas o fucionadas con otras tradiciones, por lo menos en Norteamérica. La Abuela Aurora a los 18 años salió de su casa para estudiar en la Universidad, y lo primero que tuvo que enfrentar fueron los movimientos de «Liberación Sexual», que a su vez se mezclaban en sub grupos como los feministas, los hippies, los movimientos por la paz, las luchas afroamericanas por la igualdad, etc.
La Abuela Aurora venía de un pequeño pueblo de Ohio, en el cual todo giraba alrededor de la tierra, la siembra y la recolección. Su sueño consistía simplemente en tener una carrera que le permitiera vivir en una gran ciudad. Su hermano había vuelto de Vietnam sin una pierna pero vivo, ahora debía rehacer su vida y encargarse junto con su padre de la granja y de la fábrica. Su hermano menor no regresó de la guerra, y ella en contra de toda su familia se fue a la Universidad con la intención de huir de su realidad.
Su compañera de habitación era Hippie, se hacía llamar Estrella, estudiaba sociología, pero le importaba muy poco la Universidad, fumaba hierba y hablaba todo el día del Sol, la Luna, el Karma y la libertad, a veces era confuso su mensaje o se contradecia entre risas. Era una buena persona que sólo vivía el momento. En clases de Estadística había conocido a un chico con el que había salido en varias ocasiones, pero la Abuela Aurora no veía mucho interés hacia ella por parte de éste joven, era una buena compañía aunque no le gustarán sus besos. Pero un buen día se enteró que éste chico la llamaba «tonta pueblerina», al principio le molestó mucho y le hirió sus sentimientos, pero al pasarse la impresión del momento pensó que tal vez tenía razón, mientras las otras chicas hablaban de sexo y lo practicaban ella sólo escuchaba y sonreía.
Estrella siempre invitaba a la Abuela Aurora a sus fiestas o reuniones, que según ella eran fabulosas. Un día y terminada la época de exámenes decidió aceptar la invitación de su amiga.
Estrella le explicó que el fin de semana celebrarían Beltane que era una fiesta pagana muy antigua que consistía en honrar al Dios y a la Diosa con el sexo. Esto confundió a la Abuela Aurora, sin embargo ya cansada de ser virgen y la tonta pueblerina, decidió acompañar a Estrella a su reunión de Beltane. El sábado muy temprano en la mañana salieron de la ciudad para dirigirse a un campamento. El lugar era realmente hermoso, con altos árboles, un hermoso árbol y gente muy amable, que al igual que Estrella siempre estaban honrando la naturaleza con una gran sonrisa en la cara.
Es un espacio abierto preparaban un gran círculo de flores, pero la Abuela Aurora no entendía nada de lo que hacían, y su inquietud debió ser muy evidente porque Estrella comenzó a explicarle todo lo que sucedería esa noche. En el gran círculo el Sumo Sacerdote llevaría a cabo la ceremonia de Beltane en la cual se honraria la unión del Dios y la Diosa, también le aclaró que esa noche era especial porque contarían con un eclipse de Luna y que se consideraba algo totalmente mágico. Le contó también que esa noche después del banquete las parejas que así lo desearan se perdían en el bosque con sus máscaras del Dios y la Diosa para hacer el amor bajo las Estrellas. También le aclaró que esa noche celebrarían varios «handfasting» que era algo parecido al matrimonio pero que no era para toda la vida sino hasta que durara el amor. Toda esa información era extraña para la Abuela Aurora, pero lo que sí tenía claro era que no pensaba perder su virginidad en aquel lugar.
La celebración comenzó, repartieron máscaras, encendieron una gran fogata, el Sumo Sacerdote dijo unas hermosas palabras sobre el amor y el respeto entre el hombre y la mujer, después comenzaron a bailar alrededor de la fogata mientras bebían vino y otros fumaban hierba. Algunas parejas ya habían desaparecido entre los árboles, pero la Abuela Aurora que se sentía deshinibida después de tanto vino y olor a hierba comenzó a bailar libremente alrededor de la fogata.
Cuando las brasas de la fogata se calmaron algunas parejas tomados de las manos comenzaron a brincar sobre ella gritando deseos de vida, tales como prosperidad, amor, salud, etc. La Abuela Aurora no tenía con quien saltar y gritar sus deseos al Universo, sintió una extraña tristeza de repente, extrañaba su hogar, sin familia y de repente cayó en cuenta que lo que más deseaba era una familia propia, mucho más que una carrera universitaria.
Por detrás llegó un hombre y le dijo: Creo que somos los únicos que no tenemos ni idea de lo que estamos haciendo aquí. Saltarías conmigo?. La Abuela Aurora lo miró y vio a un hombre muy guapo y asintió con la cabeza, pero cuando llegó el momento de saltar las brasas de la hoguera no pudo pensar en ningún deseo, sólo saltó una y otra vez con este hombre del que ni siquiera sabía el nombre.
Llegó la hora del eclipse y todos guardaron silencio, el Sumo Sacerdote dijo unas palabras para indicar que el Dios estaba a punto de tomar a la Diosa en un acto mágico y sagrado, todos se encontraban sentados en el suelo mirando el cielo, mientras pasaban una botella del cual todos tomaban. El eclipse fue hermoso, la Luna se puso roja y la Abuela Aurora a partir de ese momento sólo pudo recordar pequeños lapsos de tiempo en el cual ese hombre con el que había saltado la tomaba suavemente, la besaba y le hacía el amor bajo un árbol.
Con el tiempo el rostro de aquel hombre se perdió en su mente, y sólo podía recordar su tatuaje en hombro de un ancla que decía «LiveTime» (tiempo de vivir). La Abuela Aurora terminó la Universidad, y consiguió trabajo de periodista en un buen periódico, realmente le iba bien, había comprado un pequeño departamento y hasta un carro, tenía buenos amigos pero seguía sola. Cada vez que había intentado tener una pareja todo terminaba mal. En secreto sentía recelo por sus amigas que habían formado un hogar y tenían hijos.
Un día se enteró que el periódico en el que trabajaba había cambiado de dueño, y que pronto conocería al nuevo editor, ya que el periódico cambiaría de lineal editorial, se enfocaría en la política y la economía, y la columna de la Abuela Aurora se centraba en la ciudad, espectáculos, eventos, etc. Realmente estaba muy nerviosa, porque aún cuando había recibido ofertas de otros periódicos eso significaría mudarse de la ciudad, vender su hermoso y pequeño departamento, no tenía ganas de comenzar de nuevo.
Finalmente llegó el día de la Gran Reunión en la que conocerían al nuevo editor en jefe, cuando lo vio su cara le pareció familiar pero no lo pudo ubicar, la reunión fue corta y sólo les dijeron que los cambios serían progresivos y que por ahora todo quedaría tal cual y como está ahora, eso le dio algo de tranquilidad a la Abuela Aura. Después de esto seguían reuniones individuales, y a ella le tocó al tercer día, entre los últimos, y eso le dio un mal presentimiento porque dejaron para el final a los menos importantes. Fue el tercer día cuando comenzaron los despidos y esa misma noche habría un eclipse total de Luna.
Cuando llegó el turno de la Abuela Aurora ya se sentía derrotada, y después de los respectivos saludos el nuevo jefe le dijo: tu cara me es familiar, pero no logró ubicar de dónde te conozco.
Ella le explicó que le pasaba lo mismo y después de mencionar varios lugares coincidieron en que debió haber sido en la Universidad, puesto que el Edward James, el nuevo editor en jefe había dado clases ahí cuando joven. Sin embargo en la mente de la Abuela Aurora no habían registros de él como profesor. Edward le explicó que continuarían con la columna de la Abuela Aurora, sólo que debía incluir más eventos que simplemente los de espectáculos y sociales, debía incluir congresos y eventos políticos. Todo eso significaría más trabajo pero no la despedirian y ya eso era algo.
Esa tarde se encontró con su antigua amiga Estrella, y después de los respectivos saludos abrazos y lágrimas de emoción decidieron tomar una café juntas, puesto que no se veían desde la Universidad. Estrella le contó que se había casado tres veces y que tenía cuatro hijos, pero que gracias a la magia de Beltane nunca había estado sola. Cuando llegó el turno de la Abuela Aurora no había mucho que contar, porque al parecer a ella la magia de Beltane no le había hecho efecto porque seguía sola y soltera.
Estrella la miro en silencio un buen rato y le dijo: se que nunca hemos hablado de aquella noche, y sé que siempre has sido muy reservada pero yo estaba demasiado drogada para recordar los detalles, y después de una pausa le explicó que Beltane es un ceremonia mágica que une a un hombre y a una mujer con un vínculo muy especial, si esa noche tu saltaste la fogata e hiciste el amor con un hombre simplemente te casaste con él, no de una forma legal, pero si de una forma mágica y sólo un «handparting» puede romper ese vínculo, tal vez esa sea la razón por la cual aún sigues sola. La Abuela Aurora se quedó pensando un rato y le dijo a a su amiga: todo eso que me cuentas sucedió.
Estrella le contestó: Sólo tienes que buscarlo y hacer un handparting, si estaba ahí seguro sabe lo que tiene que hacer, cómo se llamaba?
Y la Abuela Aurora le contestó: ese es el problema, no sé cómo se llamaba y tampoco recuerdo su cara. Ambas mujeres se abrazaron en silencio y después de un rato Estrella le dijo: esta noche hay un eclipse total de Luna, pídele a la Diosa que lo ponga de nuevo en tu camino. Ambas mujeres se despidieron y prometieron verse pronto.
Esa noche después de comer algo se sentó con una copa de vino cerca de la ventana, y mirando al cielo le pidió a la Luna que volviera a poner a ese hombre en su camino. La cálida noche y el vino hizo que se relajara hasta el punto en que comenzó a recordar esa noche, su baile, sus risa, su sentimiento de libertad, a aquel hombre extremadamente guapo pero sólo podía ver su tatuaje «LiveTime», dormitaba en sus pensamientos cuando sonó el teléfono, de hecho brinco del susto y su copa ya vacía rodó por el suelo, el teléfono seguía soñando y en medio de su sobresalto contestó, era Edward James para decirle que en media hora pasaría por ella para la presentación del nuevo candidato republicano a la gobernación, sólo le dijo que era una cena formal.
La Abuela Aurora se bañó y sé vistió lo más rápido que pudo, era muy tarde y no entendía porque el partido republicano convocaría una reunión de última hora a la prensa. Cuando Edward llegó le explicó que el candidato inicial había sufrido un derrame cerebral y aunque al parecer ya estaba estable, el partido, había decidido lanzar otro candidato en una cena íntima, ya que sólo asistiría gente relevante antes del anuncio formal, y ella tendría la primicia porque él había parado las imprentas para que ella escribiera el artículo está misma noche y saliera mañana a primera hora.
La cena estuvo aburrida pero Edward estuvo genial, era todo un caballero y de muchas ocurrencias para salir de momentos incómodos. Cuando la Abuela Aurora le preguntó por la Sra. James este le dijo que su mamá vivía en California con su nuevo esposo y que hace mucho tiempo que no usaba ese apellido. La Abuela Aurora sólo sonrió al comentario. Se fueron temprano de la cena y sé dirigieron al periódico, la Abuela Aurora sólo tuvo que transcribir las notas que había tomado en la cena, se pasó a prensa y las máquinas se encendieron, la primicia la tendría el periódico.
Edward la llevó a su casa, pero llovía muy fuerte y cuando llegaron al departamento de la Abuela Aurora, Edward se quitó el saco y sé lo puso en la cabeza a la Abuela Aurora en la cabeza para que no se mojara. Cuando llegaron a la entrada de edificio Edward estaba empapado y su camisa blanca ahora pegada a su cuerpo dejaba ver su excelente figura. Internamente la Abuela Aurora se reprimió por eso, era su jefe y nada sabía de él. Se despidió y cuando Edward se voltió para regresar a su auto, la Abuela Aurora pudo ver a través de su camisa mojada el tatuaje De «LiveTime» y el ancla.
Instintivamente grito: Edward!, regresa!.
El Hombre totalmente empapado regresó, y la Abuela Aurora le dijo: Entra, tenemos que hablar. En la cara de Edward no había sorpresa, sólo entró y caminó detrás de ella hasta el departamento. Ambos se miraron un rato en medio de la pequeña sala, pero fue la Abuela Aurora quien habló primero.
«Desde cuando sabes que soy yo la mujer de la noche de Beltane»
Edward tardó un poco en responder para finalmente explicarle que estuvo muchos años buscándola, puesto que en dos ocasiones estuvo a punto de casarse, la primera vez lo dejaron plantado en el saltar y la segunda logró casarse pero su esposa falleció al día siguiente de la boda, que todas sus relaciones habían sido un desastre, le contó que después de todo eso se había encontrado con su amigo él Sumo Sacerdote y que este le había explicado sobre el handfasting y handparting, y que cuando la encontró y ella no lo recordaba no sabía cómo decirle que él era aquel hombre de Beltane.
La Abuela Aurora había escuchado con mucha atención toda su historia, de hecho se sentía identificada y le contó que esa tarde se había encontrado con Estrella, la cual le había explicado todo lo referente a la magia de Beltane.
Edward le preguntó: Cómo te diste cuenta que era yo?
Por tu tatuaje, le respondió la Abuela Aurora.
Esa fue una de las noches más larga de la Abuela Aurora, ya que Edward llamó esa noche a su amigo él Sumo Sacerdote y bajo un eclipse total de Luna se llevó a cabo el handparting para que tanto la Abuela Aurora y Edward quedarán libres de la magia de Beltane.
Muchos años después Estrella me contó que la magia de Beltane es tan fuerte que ni un ritual de Handparting puede romperlo, tal vez eso fue lo que pasó con la Abuela Aurora y el Abuelo Edward, porque al año siguiente celebraron nuevamente Beltane, está vez sin eclipses. Tuvieron tres hijas y desde su segunda noche de Beltane jamás se separaron. Siempre honraron a la Luna en silencio porque sabían muy bien que la Diosa escucha las peticiones de sus hijos.