La simplicidad: el atributo divino desconocido y olvidado.
Sin temor a equivocarme, pienso que este es el menos predicado y menos conocido de todos los atributos divinos. Si te preguntara cómo es Dios, seguramente me responderías que él es omnipotente, es omnisciente, es eterno, es inmutable, etc. Y sí, todos estos son atributos del Dios bíblico, pero si yo te digo que Dios es simple, ¿no te suena extraño eso? Y es que el concepto que solemos tener sobre el término «simplicidad» por el uso que le damos cotidianamente tiene que ver con el hecho de ser fácil de comprender, de no tener sabor, de ser necio o inmaduro, entre otros significados que le damos. Incluso muchos, al leer por primera vez sobre este importante atributo, seguramente pensarán que es un insulto blasfemo hacia Dios, o que es una herejía nueva que un loco ignorante de las Escrituras inventó, pero la realidad es que, desde los tiempos primitivos de la iglesia, tanto Ireneo de Lyon (130 - 202 d.C.) como Agustín de Hipona (354 - 430) enseñaron sobre este atributo de Dios; así también lo retomó Tomás de Aquino (1225 - 1274) en la era medieval, y luego los reformadores no cesaron de predicar acerca de que nuestro Señor es simple. Ahora bien, el concepto de simplicidad en el contexto teológico, y como se usa para hablar del atributo de Dios, no se refiere a aquellas definiciones que antes mencioné, sino a la primera definición del Diccionario de la Real Academia Española: «Constituido por un solo elemento, no compuesto.»
En pocas palabras, la doctrina de la simplicidad divina consiste en que Dios no está compuesto por partes, o bien, como dice la Confesión de Fe de Westminster, que no tiene miembros. Dios no equivale a la suma de varios atributos, es decir, el Señor no es el resultado de la suma de amor + justicia + santidad + misericordia + paciencia, etcétera. Dios no es 50% amor y 50% ira. Dios no es la suma de Padre + Hijo + Espíritu Santo. Dios no es 33% Padre, 33% Hijo y 33% Espíritu Santo. Dios es 100% amor y 100% ira; Dios es 100% Padre, 100% Hijo y 100% Espíritu Santo. La simplicidad enseña que el Señor no es una composición de muchos atributos, sino que Dios es una sola esencia que se nos revela a nosotros en varios atributos. Podríamos explicar, de una manera imperfecta, la simplicidad de Dios con la ilustración de un prisma óptico, como ves en la última imagen. Isaac Newton descubrió en 1666 que una luz blanca pasa a través de un prisma y se manifiesta a nosotros en forma de muchos colores, aunque estos continúan siendo una sola luz. Así, Dios es una sola esencia, pero por medio de la Biblia se nos revela en muchos atributos.
La importancia de la simplicidad de Dios en la teología
Este artículo es el primero de varios que si el Señor lo permite escribiré sobre los atributos de Dios, y si te preguntas por qué decidí empezar exponiendo este atributo, mi respuesta sería que para comprender correctamente los demás atributos y no caer en errores a la hora de interpretar cada uno de ellos es necesario asimilar de antemano el posiblemente más complicado de entender de todos: la simplicidad. Si bien, como dije anteriormente, este es el más ignorado y menospreciado en la iglesia moderna de todos los atributos de Dios, la simpleza es fundamental para entender la naturaleza divina bíblica, ya que nos protege de falsas creencias, tales como priorizar y enfatizar un atributo antes que otro. Por ejemplo, es común que se caiga en el error de concebir el amor de Dios como más importante o más grande que la justicia divina; la simplicidad evita que creamos tal cosa, porque Dios es amor de la misma manera en que es justicia, porque el amor y la justicia no son esencias distintas sino una sola, porque el Señor es infinitamente amoroso e infinitamente justo.
La simplicidad de Dios es un atributo incomunicable.
En contraste con la simplicidad de Dios, los seres humanos somos compuestos, porque estamos conformados por varias partes, así como el resto de la creación; por esta razón, el atributo de la simpleza forma parte de los que se conocen teológicamente como atributos incomunicables, porque pertenece exclusivamente al Señor. Nuestra composición hace notar nuestra imperfección. Si somos compuestos, esto implica que, en primer lugar, necesitamos un compositor que, como la misma palabra lo dice, nos componga y unifique en nuestras partes; y, en segundo lugar, necesitamos cada una de las partes que nos conforman para ser quien somos, de manera que si no tuviéramos una de estas entonces seríamos distintos e incompletos. Estamos compuestos, por lo menos, de una parte material (el cuerpo) y de una parte inmaterial (el espíritu y/o el alma); no obstante, Dios no se divide en partes, él es uno solo. Héctor Bustamante, pastor de la Iglesia Bautista Reformada de Guadalajara (México), dio en un sermón el ejemplo de un muñeco de nieve, el cual está compuesto por tres bolas de nieve. Este muñeco necesitó que alguien lo formase uniendo las tres bolas de nieve, tuvo que pasar por tres situaciones distintas (una bola, dos bolas y tres bolas), y si tuviese una bola menos no sería el muñeco que es. Estos tres hechos demuestran que aquellos seres que no son simples son imperfectos, y Dios es perfecto; por lo tanto, Dios es simple.
La simplicidad de Dios en la Biblia
Por necesidad racional, ya expliqué básicamente el porqué podemos estar seguros de la simplicidad de Dios. Sin embargo, este atributo no se trata meramente de una cuestión filosófica, sino que la Biblia también testifica de que nuestro Señor es simple. 1 Juan 4:8 dice que Dios es amor, Juan 4:24 dice que Dios es espíritu y 1 Juan 1:5 dice que Dios es luz. Estos versículos comprueban la simpleza de Dios porque nos confirman la base de la doctrina: Dios no simplemente posee sus atributos, sino que él es esencialmente sus atributos; Dios no solo es amoroso, él es amor; Dios no solo es espiritual, él es espíritu; Dios no solo es luminoso, él es luz. La simplicidad habla de que el amor, por ejemplo, no es una parte del ser divino, sino que es el ser divino. Dios es amor, Dios es justicia y Dios es misericordia, o sea, en Dios l amor es justicia y la justicia es misericordia, en el sentido de que todas estas son una sola esencia. Esto quiere decir que Dios no puede actuar de manera amorosa sin actuar de manera justa y de manera misericordiosa al mismo tiempo; todos los atributos divinos tienen una armonía perfecta. El modelo más básico de un compuesto es el agua, conocido en su fórmula química como H2O, que se compone por dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno; el agua no es hidrógeno, y el agua no es oxígeno, pero el agua es hidrógeno + oxígeno. No ocurre esto con Dios, pues Dios es cada uno de sus atributos, no la suma de los mismos. ¿Por qué? Porque los atributos no son miembros de la deidad, sino revelaciones de la deidad; Dios no está compuesto por sus atributos, sino que es una sola esencia, la cual por nuestra debilidad y poca capacidad de comprensión se manifiesta a nosotros en varios atributos en las obras que él hace en favor de su pueblo, sobre todo en la Cruz. La muerte de Cristo es la mayor demostración de la única y simple esencia divina, porque en ella todos los atributos fueron manifestados al mismo tiempo y sin contradicción alguna.
Próximamente hablaré sobre los atributos de la aseidad, de la inmutabilidad y de la eternidad, y cada uno de ellos comprueban que Dios es simple. La aseidad básicamente es su autoexistencia; si Dios no fuera simple, no sería autoexistente, porque tendría necesidad de cada una de sus partes para ser quien es; un muñeco de nieve, por ejemplo, no existe en sí mismo, sino que necesita de tres bolas de nieve previamente existentes para ser formado, y además necesita del hombre que lo compuso; Dios, sin embargo, no es así, sino que su existencia es independiente, y por lo tanto debe ser simple, porque todo lo compuesto es dependiente. La inmutabilidad en pocas palabras consiste en que Dios no cambia; los seres compuestos deben pasar por procesos de mutación o cambio para ser quienes son, porque sus partes no aparecen repentinamente unidas sino que son (como su nombre lo dice) compuestas paso a paso hasta llegar a ser el ente completo que es; el muñeco de nieve es una bola, luego dos bolas y finalmente tres bolas; pero Dios siempre ha sido el mismo, no ha sido primero una cosa y después otra cosa, por lo cual podemos afirmar que Dios es simple. Finalmente, la eternidad significa que Dios no está limitado al tiempo, que no tiene principio ni fin temporal; si fuese compuesto, Dios habría comenzado a existir y por lo tanto no sería eterno, porque todo lo compuesto necesita un compositor, el cual une las partes, y esta composición se da en un momento determinado, de manera que antes de ella no existía el ser; el muñeco de nieve comenzó a existir en el momento en que un humano unió tres bolas de nieve; Dios, en contraparte, jamás empezó su existencia, mas ha existido desde siempre, por lo cual no puede ser compuesto, sino simple.
La simplicidad de Dios y la Trinidad.
¿Cuáles son las implicaciones de este atributo en cuanto a la Santísima Trinidad? En primer lugar, que cada una de las personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) no son parcialmente Dios, sino total y plenamente Dios; no es que el Padre sea una parte de la deidad, el Hijo otra y el Espíritu otra, sino que cada uno es completamente Dios. Segundo, que la Trinidad no consiste en dividir los atributos divinos entre las personas, como decir que el Padre posee justicia y el Hijo amor, sino que el Padre es esencialmente todos los atributos así como el Hijo es esencialmente todos estos; lo que es el Padre, también lo es el Hijo, y lo que es el Hijo, también lo es el Espíritu Santo. Finalmente, que las tres personas divinas están, por lo tanto, unidas en perfecta armonía en todos sus atributos, y que su voluntad y propósito es el mismo, ya que no hay diferencia en su esencia. No se deben confundir, sin embargo, las tres personas como partes de la deidad; el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son personas distintas, pero su esencia es una sola (Deuteronomio 6:4).
¿Cómo podemos aplicar este atributo de Dios en nuestras vidas?
La aplicación de este atributo divino en nuestra vida consiste en un consuelo para todos los creyentes, porque por su simplicidad sabemos que Dios es justicia, y que su justicia es amor, y que su amor es bondad, y que su bondad es misericordia, y que su misericordia es fidelidad, y que su fidelidad es omnipotencia, y así con todas sus demás virtudes; esto quiere decir que Dios actuará hacia nosotros su pueblo en base a todos estos atributos que en esencia son uno solo, y que por consiguiente no pueden contradecirse el uno al otro; es decir, Dios no actuará de manera omnipotente sin actuar de manera bondadosa, amorosa y justa al mismo tiempo. En los momentos difíciles, podemos pensar y confiar en la promesa de Romanos 8:28, de que a los que amamos a Dios todas las cosas nos ayudan a bien, y podemos confiar en esto en virtud de aquella armonía perfecta que existe en los perfectos y buenos atributos del Señor, la cual nos es revelada en su simplicidad.