El tema de la soledad ha sido abordado desde diferentes aristas durante años, ya sea en el cine, la televisión, la radio y todas las manifestaciones artísticas que existen. Estudiado por científicos e incluido en la sapiencia popular de las poblaciones, la temática puede ser controversial y hasta limitada por muchos a partir de experiencias vividas.
Lo cierto es que la soledad puede convertirse en nuestra aliada o transformarse en nuestra peor pesadilla. Eso lo escoge usted. Por supuesto que los seres humanos necesitamos relacionarnos para crear vínculos y hallar soluciones a las problemáticas de la vida, pero también es cierto que en determinados momentos requerimos hacer una pausa y dejar todo en blanco, apartarnos del ruido, del movimiento, de las distracciones, para entonces encontrarnos con nosotros mismos y autoanalizarnos, darnos nuevas ideas o simplemente respirar profundo y recargar las pilas para un nuevo reto. Todo depende de cómo se mire.
Aprender a gestionar nuestra soledad es fundamental. Si tiene un mal día y solo quiere quedarse en casa debajo de sus cobijas, aproveche ese tiempo a solas para meditar, para mimarse, quizás, con una película que le guste o con un baño largo y calmado que añoraba hacía un tiempo. Por otra parte, si se encuentra en un lugar donde no conoce a nadie, pues no se apure en romper esa soledad momentánea, disfrute cada minuto que solo usted recordará y realice las actividades que más le gusten, sin temor a que puedan juzgarlo, donde solo usted sabrá si está bien o mal.
Incluso cuando estamos rodeados de personas podemos estar solos o sentirnos solos, sentirnos abandonados, pero ese sentimientos lo podemos revertir a nuestro favor, cuando aprendemos a lidiar con él. El primer paso para manejar la soledad es darte cuenta de lo que sientes y el impacto que tiene en tu vida. Puede escribir un diario o un blog para que lo ayude a expresar sus sentimientos y estados de ánimo.
Si ha experimentado la pérdida de una relación, un ser querido, o un trabajo, o se mudó a un lugar nuevo, o está pasando por situaciones que lo mantienen aislado, déjale saber a los otros cómo pueden ayudarlo a sentirse menos solo. Al sentirnos solos conectamos con la sensación de desamparo, de desprotección y de necesidad insatisfecha, que nos genera miedo, inseguridad, tristeza o angustia. El no poder conectar con el otro (que cuida, protege y acompaña) nos obliga a conectarnos con nosotros mismos, con quienes somos, con nuestros recursos, nuestros miedos y también con nuestro sentimiento de vacío.
Es entonces cuando debemos transformar ese miedo a estar con nosotros mismos y lograr conectarnos con nuestro interior, con los sentimientos que llevamos dentro y que a veces pueden ser dolorosos e hirientes, pero que nos ayudarán a aprender a disfrutar de la mejor compañía que podamos tener: nosotros mismos.