El 18 de febrero de 2006 los Rolling Stones llegaron a Río de Janeiro rodeados de un importante dispositivo de seguridad.
La increíble cifra de 1.500.000 personas asistieron al show, motivo por el cual es el concierto más destacado de la banda en toda su historia.
El evento demandó una inversión de unos de 10 millones de reales brasileños (2,5 millones de dólares de la época), aportados entre dos auspiciantes y la prefectura de Río. Debido el impacto de la actuación que la seguridad de la ciudad se triplicó al nivel de la noche de Año Nuevo, con 10 mil policías en las calles.
Los seguidores de la banda llegaron desde todos los lados el mundo, coparon todos los hoteles de la ciudad y de otros rincones de Brasil, justo una semana antes de celebrarse el Carnaval de Río, la fiesta por excelencia del verano en el país Carioca.