Para: Los adictos a la lectura.
En pocos lugares del mundo existe tanta impunidad como en Venezuela. Estos bichos, llamados CHAVISTAS, consumaron el robo más grande de la historia venezolana. A punta de votos y trampa asaltaron al país, saquearon todo lo de valor y se robaron el destino de millones de personas de este pedazo de tierra que siempre supo dar calor a propios y migrantes.
Los más ingenuos caminan por ahí sin brazos ni pies en un mundo que carcome vidas y levanta muertos de la nada pero los más escépticos creían que una democracia sólo podía caer si era víctima de un golpe militar o de una revolución, sin embargo, su destrucción paradójicamente puede nacer por culpa de los votos. Si todavía lo dudan, pongan su mirada en Venezuela.
Un pueblo idiotizado, unas clases medias profundamente ignorantes y concupiscentes, y un líder disolvente, son tres características cruciales para acabar con cualquier nación. Entonces tenemos básicamente tres condiciones de un manual exitoso para asaltar, saquear y dejar en ruinas a un país.
El chavismo es un régimen político que ya cumplió su mayoría de edad. Son 20 años sonando ruidos de sables que dirigen al ganado a las urnas electorales y enseñando el camino corto a los incautos para que caigan una y otra vez en la miseria. El chavismo tomó el poder de la forma más simple; a través de un partido político que prometió exactamente lo mismo que el gobierno anterior con exactamente las mismas palabras. Sépanlo, la cuarentena comenzó hace veinte años.
Es la práctica del populismo lo que hizo más intensamente posible este desastre que estamos viviendo. Para eso los chavistas leyeron el manual cubano y se invistieron de ese halo mesiánico que caracteriza al que supuestamente "todo lo puede hacer". Han utilizado el lenguaje de las masas para crear a un país donde impera la descomposición social como insignia de identificación del partido político de turno (PSUV).
Estos antisociales (Chavistas) se presentaron como los defensores de las causas de los pueblos oprimidos.
Ofrecieron más beneficios que Jesucristo y una gran parte del país se arrodillo, continúa arrodillada y seguirá así hasta que juntos rompamos el hechizo. En resumen, estos tipos vendieron parcelas en el cielo y muchos todavía esperan que se haga realidad esa promesa.
Ofrecieron venganza y un nuevo comenzar, como dicen todo el tiempo; sin esos partidos y dirigentes de la vieja guardia "que se lo robaron todo". No sé si recuerdan al Hugo Chávez que en plena campaña política del 99 garantizaba freír las cabezas de los adecos en aceite. Bueno, ahí ven el origen del odio que hoy separa a los venezolanos. Ese enorme muro de orgullo y fanatismo continua creciendo con cada discurso chavista. No se ha detenido, y lo peor es que está creando el caldo ideal para una guerra civil que poco a poco se va despertando.
Amenazaron con tomar la justicia por sus propias manos y lo hicieron. Ellos son juez y parte. Ellos son el tribunal disciplinario contra la rebelión a la pobreza. Pero la pobreza es como un ser humano, crece y se desarrolla si tú le das los ingredientes que se necesitan. Es por eso que aquí solo vemos pobreza, porque el chavismo es su combustible. Sin chavismo, la pobreza muere.
Denunciaron una y otra vez la voracidad de los empresarios hasta crear una imagen de explotador y explotado, luego crearon toda clase de pequeños y grandes monopolios, no importaba la dimensión o si se trataba de una vaquera, un chiquero, una siembra de maíz, cemento, centrales azucareras, siderúrgicas, minas de oro, o explotación de hidrocarburos, simplemente todo fue expropiado al sector
público para transformarlo en gasto público.
Por cierto, un hueco fiscal enorme que no pueden cubrir actualmente, ni siquiera con el dinero de la droga. Y para que el asalto fuese exitoso, todo lo expropiado quedó en manos de allegados y socios de confianza al chavismo.
Esto permitió que muchos por ahí hoy atrincherados en sus bodegas apoyarán la confiscación de activos en la propiedad privada. Como si las consecuencias iban a pasar desapercibidas. Hoy, en pleno año 2020 solo quedan miles de empresarios arruinados, los pocos sobrevivientes tuvieron que volverse auténticos caníbales, usureros y especuladores para quedar de pie.
Compraron conciencias acusando al neoliberalismo internacional de hambrear al país. Como si esta crisis la provocamos usted o yo. Exigieron mejores precios para los commodities que soportan el rentismo nacional buscando perpetuar el financiamiento de sus malas intenciones. Cosa que han hecho a pesar de todo pronóstico, a pesar de que haya precios bajos en la OPEP o que el coronavirus esté causando centellazos mediáticos en el país.
El chavismo supo que prometer sin pausas y en una forma bárbara rendiría frutos, sin pensar en los costos de semejante locura. No importa si prometer un puente entre Londres y Petare es algo sensacionalista e imaginario, el objetivo fue y será transformar una mentira en una verdad. Algo en lo que las masas quieran y puedan creer.
Su propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente que le entregue al pueblo el poder originario y restaure sus derechos arrebatados les permitió el control absoluto de los 5 poderes del Estado. Esta gente nunca habla de las grandes obras del pasado, total, a los “tierruos” nada les importa si el Puente sobre el Lago lo hizo posible el dúo dinámico “Peréz Jimenez-Rómulo Betancourt”, aquí lo trascendental es que su revolución le pinte las barandas cada 5 años y lo reinaugure.
Para el chavismo la crítica tiene enfoque en los años pre-chavismo, a lo que está hecho hay que darle un cambio total y prometer la distribución de la riqueza del país más “igualitariamente”, así sea pura paja. Y nada de méritos. Para eso hay que legislar y hacer ilegal toda forma de mérito. Mejor dicho, que otros trabajen por mí y yo me como la cosecha. En la mente chavista el disfrute de las cosas es gracias a que otro sea el que trabaje; como dicen mis vecinos chavistas: “El que tenga mucho que se lo quiten y el pueblo lo disfrute”.
Todos los gobiernos que han pasado en Venezuela han prometido acabar con la pobreza (Algo imposible), distribuir equitativamente los recursos (Cosa que no tienen idea de cómo hacerlo ni les da la gana), disminuir la delincuencia (Ellos no quieren competencia), mejorar los derechos laborales (El hombre y será esclavo de sí mismo), y poner de ejemplo la honestidad (No existe en ladrones honestos).
La destrucción del país no se cuenta hoy con balas, sino con votos. Cada voto ha sido para hundir más al país, para acercarnos más a la miseria. Los militares descontentos y las turbas encendidas han sido sustituidos por urnas con malas intenciones, que esconden mecanismos muy sofisticados de control y que llevan a todos al mismo lugar; el campo de concentración socialista.
El chiste se cuenta solo, pero para muchos el alboroto es mejor que el silencio. Pareciera que para algunos muchos locos (as) el progreso consiste en esta sistemática demolición de la belleza y la paz. En socavar cualquier buen ambiente de armonía, tranquilidad y felicidad.
De manera que, para el chavismo el asalto al país fue y será parte de un manual copiado de países que cosechan y producen miseria. Estos maleantes roban sin ningún descaro y la sociedad venezolana les renueva año tras año la fachada de respetabilidad a través de jornadas electorales de impresionante nivel de estafa.
Cada año estos procesos electorales lo que hacen es una depuración social en Venezuela. Exiliando a las pocas clases medias, que al fin de cuenta son y serán el enemigo de los gobiernos que prosperan gracias al oxigeno de las masas, de los barrioteros, de los más ignorantes, de los parásitos, de los que ni producen si dejan producir.
Cuando los catedráticos de otros países increpen a sus alumnos en temas de delincuencia organizada ojalá tengan la sensatez de presentar el caso venezolano como un ejemplo perfecto de como timar, convencer de que otros entreguen sus vidas a cambio de nada. Hay dictaduras o formas de gobierno parecidas que destruyen a un país sin disparar una sola bala.
Y esto lo digo porque este año se pretende renovar la concesión chavista a través de un mecanismo electoral aplaudido por una jauría de mugrosos que dicen ser revolucionarios a pesar de que los veinte años del chavismo cuentan miles de muertos, trincheras llenas de gusanos en muchos hogares venezolanos y una red colosal de corrupción jamás vista en otro lugar del mundo. (Me atrevo a apostarlo con mi vida).
Si reflexionásemos un poco mejor entenderíamos que este suicidio “democrático” que hoy invita nuevamente a los venezolanos puede tener un final feliz. Sepan ustedes que en este nuevo golpe de estado ustedes pueden renovarse como cómplices de lo que hoy sucede en el país y autenticarlos como esclavos de otro año más de miseria, podredumbre, sufrimiento y humillación, o puede ser el inicio del fin para el chavismo.
¿Renovamos el manual chavista otra vez?
¡Usted decida qué coño quiere ser!
¡Hasta pronto!