Carnaval en CCs
Agua, espuma de jabón y papelillos por el bulevard. Todo está sucio, medio abandonado pero no importa: Es carnaval y Caracas lo sabe! Sentados bajo una sombrilla, las cervezas van perdiendo su frío, alguien ha tenido la delicadeza de dejarnos el destapador de botellas, siempre tomando la precaución de colocarle un candado. Pues bien sabes, confía en el prójimo, pero no tanto.
Todo lo que se puede ver, horizontal y vertical...
Desde mi sitio puedo verlo todo, o casi todo lo que se puede ver. Horizontalmente: caras felices vienen y van, gente comprando chuches y mariqueras, que no necesitan y como dice un amigo que acabo de conocer, no hay plata para un coño, pero siempre se inventan los reales para beber y joder en días de fiesta. Hacia arriba edificios que comienzan a sentir el paso el paso del tiempo, ventanas rotas y balcones clausurados. todo lo hermoso de este país está siendo cerrado. Vertical: toda la nación, de cabeza.
El socialismo del siglo 21 es todo un éxito
Me asombra ver tanta gente pidiendo dinero en la calle, niños en brazos, caminando de la mano con sus padres, descalzos, ancianos, sordomudos y gente que no tiene ganas de trabajar. El socialismo del siglo 21 es todo un éxito. Nos hizo a todos iguales, todos somos pobres. El nivel de vida ha disminuido a puntos tan preocupantes, que se necesitan cerca de 400 dólares para alcanzar la canasta básica en cada hogar. Pero no importa, Venezuela se arregló! o eso dicen la gente que ve los restaurantes llenos. Las Mercedes es, como antaño, la otra Venezuela y esa Venezuela, la de los ferraris, no existe para la mayoría del pueblo. Sabana Grande está repleta, de gente con hambre, de gente con ropa raída, de más mendigos que de trabajadores, pero no importa. Al fin y al cabo, tenemos Patria.
Desidia, baños sin agua y suena la matraca en CCs
La desidia es una de las tantas máscaras del carnaval. Mientras estaba en el baño, sin agua, pues el agua en la capital ya no es una necesidad, constituye un lujo. Unos efectivos de la policía se acercan a los vendedores. Suena la matraca una vez más. Definitivamente, extorsionar y pagar vacunas, es otra de las tareas diarias del veneco. a nadie parece importarle, mientras bebemos, que a ese pobre infeliz le acaban de sacar los únicos 10 dólares que tenía, todo por qué salió a la calle a vender algo para comer. Sobre los vendedores ambulantes y gente que impovisa en el metro y autobuses, molestos sí son, pero coño, están tratando de ganarse la vida mi pana, mientras nosotros no estamos haciendo nada por defenderlos. En la escuela me enseñaron, escuela pública, que si alguien esta cometiendo una injusticia, nuestro deber es terminar con ella. Aqui? a nadie le imorta, no lo mires, te meterás en problemas. Por cosas como esas, en Cuba ya no quedan ni 9 millones. me jode mucho, muchisimo, tener que mirar al otro lado.
Venezuela, ven al cine para ver otras películas de Marvel
Acaban de estrenar Black Panther, un refrito emotivo, donde una mujer, negra y bien empoderada toma la capa de su difunto hermano, el black panther original, para luchar contra una civilización antigua que vive debajo del mar. El argumento es tan malo, que resulta entretenido, se dan de coñazos y luego todos son amigos! y mientras vamos al cine y seguimos consumiendo ese tipo de superporquerías, los héroes que necesitamos, brillan por su ausencia. Sé que este comentario está fuera de lugar y espacio, pero el universo Marvel empieza y termina con la saga de Iron man! y pienso discutirlo con el que quiera!! Si me ganas te compro el combo de Superbigote y Cilita.
Pan y circo para los pobres
Es tarde ya, se me acaban los cigarros y la última polarcita dejó de sudar hace rato. Como dicen en mi pueblo, fría se las toma cualquiera. Me levanto y camino hacia Chacaito, para tomar un autobús. una niña me sonríe. Me echa espuma en los ojos. Me cago en su madre, mentalmente, pero recuerdo que es su país, no el mío. Le devuelvo la sonrisa. Ocupo mi puesto y pago el pasaje. Panem et circenses, digo en voz baja. Una señora me escucha y se presigna. Me río descojonadoramente, tenemos la suerte que nos merecemos; por ignorantes.
Mario pero no Hernández
