El 11 de septiembre de 1973, en Santiago de Chile, el Presidente Constitucional Salvador Allende murió combatiendo en el Palacio de La Moneda, a manos de los mismos traidores que hasta el día anterior le juraran lealtad al Gobierno. Un macabro Golpe de Estado Militar, que acabó brutalmente con el primer Gobierno Socialista elegido democráticamente por el pueblo a través de un proceso electoral.
A casi 50 años del Golpe de Estado, este es un minuto a minuto, que reconstruye los hechos tal y como sucedieron aquel nefasto día, de la más vil traición, de quienes se tomaron el poder por 17 años de una sanguinaria y cruel dictadura.
Salvador Allende: 11 de Septiembre de 1973, sus últimas horas
05:30. El secretario del Comandante en Jefe del Ejército, llama muy temprano a Roberto Aurelio Sanchez Celedón, Edecán aéreo del presidente Salvador Allende, para que partiera lo antes posible al Ministerio de Defensa, porque ya estaban en conocimiento que las FFAA se tomarían el poder.
24 horas antes, varios generales recibían las órdenes por cumplir de parte del ya auto-denominado “Comandante en Jefe del Ejército”, Augusto Pinochet Ugarte, quien hasta el día anterior le juraba ‘lealtad al pueblo’.
06:00. Hugo García, guardia personal del Presidente Salvador Allende, tomó su puesto muy temprano en Tomás Moro Nº 200. Alrededor de las 06:15 AM recibe una llamada que venía de parte del General Urrutia, General en Jefe de Carabineros.
Don Hugo García, despierta al Presidente Salvador Allende. Entre dormido, el Presidente sin entender qué pasaba se fue en bata a su despacho.
Salvador Allende se entera en ese momento que en Valparaíso la marinería se había sublevado. Junto a su asesor político, Joan Enrique Garcés, intentaban comunicarse telefónicamente con todos los Comandantes en Jefe del Ejército, pero a esa hora, ninguno contestaba.
El Edecán aéreo del presidente Salvador Allende, Roberto Aurelio Sánchez Celedón, llega al Ministerio de Defensa donde recibe la orden del Secretario del Comandante en Jefe del Ejército, Augusto Pinochet, para convencer al presidente Salvador Allende que abandonara el país en un avión que se había destinado especialmente para él.
El chófer de entonces del presidente Salvador Allende, Julio Soto, ya había recibido la orden de dirigir al Presidente Salvador Allende a La Moneda. En el trayecto, Santiago era una ciudad fantasma, no había nadie en las calles. Don Julio Soto, tenía que llegar rápido, antes que la Marina. La única información que Salvador Allende disponía era que el Ejército y Carabineros estaban respaldando al Gobierno, las dos únicas Fuerzas Militares básicas que podían hacer fuerzas y así sofocar el amotinamiento.
07:45. Al llegar a La Moneda, el Presidente nota que Carabineros ya estaban en posición de defensa al interior del Palacio de Gobierno. Alrededor de las 07:45 Salvador Allende llama por teléfono a su esposa Hortensia Bussi para que se quedara en la residencia de Tomás Moro.
Allende estaba tan convencido que no iba a pasar nada en la casa presidencial que le dijo a su esposa, que llamara a sus hijas y nietos, y fueran inmediatamente a acompañarla porque que creía que era un lugar seguro para ellos.
08:00. El Ministro de Vivienda y Urbanismo, Aníbal Palma Fourcade, llega a La Moneda, precisamente en el momento en que el presidente Allende estaba en comunicación vía telefónica con Radio Magallanes, único medio que estaba transmitiendo en vivo lo que sucedía desde el Palacio de La Moneda.
Desde el inicio del Gobierno Constitucional del Presidente Salvador Allende, Noviembre de 1970, donde declara, “Junto a mí, el pueblo entra a la Moneda”. Su victoria al frente en medio de la coalición de la unidad política cayó como un mazazo en el panorama político chileno, americano e incluso europeo. Una gran esperanza inundó al pueblo de Chile ¿Sería éste el inicio a una sociedad más justa?
Por primera vez las papeletas y no las balas parecían haber ganado, permitiendo que un candidato claramente marxista se transformara en Presidente de un país latinoamericano. La democracia chilena y las instituciones tradiciones habían posibilitado la elección de Allende, pero ¿Tolerarían el Socialismo? A pesar de su legalidad, la revolución chilena chocaba con los intereses de la Burguesía, con los más ricos de Chile. Desde el principio desató reacciones violentas.
Arturo Jirón, Jefe del equipo médico y ministro de Salud de Salvador Allende, también llega a La Moneda en medio de una agitación tremenda. Mucha gente alrededor, oficiales de Carabineros, entre otros, que con el correr de los minutos el ambiente se tendía muy tenso. Cuando ya estaba claro que había una gran sublevación, el presidente Allende estaba preocupado por lo que le estuviera pasando al General Pinochet.
Carlos Jorquera, jefe de prensa de Salvador Allende, le pregunta al presidente por el General Pinochet, (quién también era amigo personal de Jorquera) y se dan cuenta de la traición de Augusto. El Presidente Allende muy dolido le dice a Carlos Jorquera, “El pobre Pinochet debe estar preso”.
Augusto Pinochet había sido nombrado Comandante en Jefe del Ejército por el Presidente tan solo 18 días antes del Golpe de Estado. Pinochet era un oficial de poco carisma y bastante ignorante. Nunca dejó la oportunidad de declarar su “Lealtad” al Jefe de Estado.
El Presidente Allende había escogido el día 10 septiembre para anunciar públicamente un plebiscito que resolvería la crisis política que vivía el país. Si Allende perdía este referéndum, dimitiría. Allende confió en Pinochet hasta tal punto que le contó su iniciativa, pero éste lo convenció para que aplazara aquel anuncio hasta el día 11 de septiembre. Llegado aquel día, era obvio el plan que Pinochet traía entre manos, por lo que nunca se pudo convocar el plebiscito.
Allende en el instante en que su jefe de prensa, Carlos Jorquera le pregunta, ya se habían dado cuenta de su decepcionante traición.
08:45. Augusto Pinochet, Comandante en Jefe del Ejército, se encontraba en su puesto de Mando ubicado en la Central de Telecomunicaciones de Peñalolén, en el sector oriente de Santiago. El almirante Patricio Carvajal, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, tenía su puesto de Mando en el Ministerio de Defensa, a unos metros de La Moneda. Allí se encontraban también los generales de Ejército Sergio Nuño y Ernesto Baeza y el general de Aviación, Nicanor Díaz Estrada. El Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, Gustavo Leigh, tenía su Puesto de Mando en la Academia de Guerra de la FACH en Las Condes. Muchas de las más importantes decisiones militares y políticas del Golpe Militar fueron tomadas y ejecutadas por estos tres diferentes Puesto de Mando.
Lo que sigue, es cómo se gesta el Bombardeo de La Moneda y la muerte de Salvador Allende, según las órdenes y conversaciones textuales de Pinochet, Carvajal, Leigh y otros. Los Altos Mandos estaban en permanente contacto a través de comunicaciones radiales que fueron registradas en grabación de aquel fatídico martes 11 de septiembre de 1973.
– Atención Puesto 1, Puesto 1 de Puesto 5, adelante, cambio.
– Puesto 1, Puesto 1 a Puesto 5, adelante, cambio.
– Carvajal: Patricio necesita hablar con Augusto.
– Pinochet: “Augusto escuchando, Augusto escuchando”.
– Carvajal: “Allende está en La Moneda”
– Pinochet: “Entonces hay que estar atentos, matar la perra se acaba la leva”.
– Carvajal: -Ellos están ofreciendo parlamentar.
– Pinochet: -Rendición incondicional, nada de parlamentar. Rendición incondicional.
– Carvajal: -Muy bien, conforme. Rendición incondicional en que lo toma preso, ofreciéndole nada más que respetar la vida, digamos.
– Pinochet: -La vida y su integridad física y en seguida se le va a despachar para otra parte.
– Carvajal: -Conforme, o sea que se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país.
– Pinochet: -Se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país… Y el avión se cae, viejo, cuando vaya volando.
– Carvajal: -Conforme… conforme (Risas)
09:00. Isabel Allende Bussi, hija del presidente, entra al Palacio de La Moneda por Morandé 80 con la imperiosa misión de acompañar a su padre en aquel trágico momento.
A las 09:00 AM Las fuerzas de Carabineros que estaban protegiendo el Palacio de La Moneda, son retiradas, y en ese momento Salvador Allende se da cuenta de que había un Golpe Interno de Carabineros que fue aislado de las unidades del Alto Mando.
Tres años del gobierno popular, habían sido suficientes para enfurecer a una oposición intransigente que exigían al ejército para que abandonaran el poder. La extrema derecha y la Democracia Cristiana (DC), no toleraban esta revolución que había desafiado a la burguesía llevando el socialismo al país sin quebrantar la ley.
Salvador Allende había acelerado el ritmo de la reforma de la tierra, radicalizándolo. Había nacionalizado los bancos, las entidades de créditos y algunas industrias. Pero cuando se Nacionalizó el Cobre, los Estados Unidos montaron en cólera.
El presidente Richard Nixon, entregó los fondos necesarios para desestabilizar al gobierno cuyo ejemplo podía ser “contagioso”. Ordenó un bloqueo oficial contra Chile. La CIA apoyó varias huelgas, como la de transportistas y de comerciantes, y los precios de los alimentos de toda clase empezaron a subir. El país estaba paralizado, los esfuerzos de Salvador Allende se habían entorpecido por desuniones dentro de la misma izquierda. De todas formas, el apoyo a la unidad política estaba creciendo. En cada elección, más adherentes respaldaban a Allende. La derecha, la Democracia Cristiana y la CIA, empezaron a comprender que era muy difícil derrocar a Allende con métodos democráticos.
09:10. En la hora que se pudo comunicar con Radio Magallenes, Salvador Allende comienza el último discurso de “Las grandes Alamedas”.
“Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar!”
09:20. Con la mano derecha levantada y mirando hacia su izquierda, Salvador Allende se asoma a la Plaza de la Constitución y se despide de Chile.
El Complot de Estados Unidos en contra del Gobierno de Salvador Allende.
Unos años antes de 1970, los Estados Unidos, ya estaban fraguando la intervención de un posible Gobierno Socialista y evitar que Salvador Allende se convirtiera en Presidente. En 1964, cuando Salvador Allende compitió con el Demócrata Cristiano, Eduardo Frei. EE.UU ya movía los hilos de la política chilena.
El Gobierno de Richard Nixon se gastó 2,7 millones de dólares para la intervención a través de la CIA en las elecciones, y muchos millones más fueron entregados por la gente contactada por Estados Unidos, en Europa, en los sectores privados y públicos; el Partido Demócrata Cristiano de Europa, El Vaticano, La casa Real de Bélgica y de Holanda, el Partido Demócrata Cristiano de Alemania y muchas otras organizaciones privadas, como la Iglesia Católica de los Estados Unidos, fueron contactados para que entregaran grandes sumas de dinero para que la CIA hiciera de Guardia Urbano señalando la dirección hacia donde debían ir.
El dinero era para una enorme campaña propagandista a favor de Eduardo Frei Montalva, advirtiendo la amenaza comunista que representaba Salvador Allende; esa era la propaganda. Parte del dinero también fue para persuadir a las personas, partidos y personalidades que se oponían a Frei y así cambiaran su voto.
Todo valía en esos momentos de la historia. Richard Nixon ordenó a la CIA evitar que Salvador Allende fuera presidente. Posteriormente a su triunfo, Nixon planificó junto a los militares chilenos la intervención, y dar un Golpe de Estado. Todo fue planificado por los Estados Unidos a través de Richard Nixon, quién planeó desde un comienzo cómo iba a machacar a Allende. Para Nixon, Allende no pasaba a ser más que un “bastardo” y un “hijo de puta”, fue así cómo lo llamó y quedó registrado en archivos secretos que 35 años más tarde, se revelarían.
10:50. Los militares, encabezados por Augusto Pinochet, comienzan a dar fuego al Palacio Presidencial de La Moneda. La guardia personal del Presidente (GAP), quienes tenían pocas armas para defenderse, no eran más de 30 personas y, el propio Presidente Salvador Allende, que hacía parte como un soldado más.
Tanques y ametralladoras comienzan a abrir fuego, cuando empieza la balacera. La guardia personal del Presidente Allende recibe la orden de tomar posición, y ocupar el Ministerio de Obras públicas. Se ubicaron el 7° y 8° piso, hasta que empezaron a aparecer las primeras tropas de Infantería del Ejército. El rol de la escolta del Presidente era que los militares no entraran al Palacio de la Moneda por la Alameda.
Eran un grupo de Francotiradores en contra de 8 compañeros GAP. Comienza el Ataque Terrestre a La Moneda.
El ambiente dentro del Palacio de La Moneda era muy tenso; las bombas lacrimógenas y el humo del desastre del bombardeo mismo, hicieron del aire irrespirable, lo que se respiraba ahí adentro era “aliento de la muerte”. En un momento, el presidente Salvador Allende se pierde del lado de la guardia presidencial, sólo tenía el casco y la metralleta. Arturo Jirón,Ministro de Salud del Gobierno popular quién se encontraba en La Moneda sale a buscarlo y hasta cuando lo encontró lo toma y lo arrastra de los pies, Allende le dice: “Ah, eras tú Jironcito, viste que era más serio de lo que tú creías”.
El Presidente Allende ordena a todos quienes se encontraban en el Palacio de La Moneda que se reunieran en El Salón Toesca. Salvador Allende explica a sus colaboradores personales que él como Presidente iba a cumplir con su labor de defender la Institucionalidad Republicana frente a la sublevación, pero que ese era un compromiso suyo y dejaba en libertad de acción a todos sus colaboradores para salir del Palacio de La Moneda, porque quería evitar muertes inútiles. Pero nadie se fue, nadie obedece al Presidente, todos se quedaron, porque era una forma de responder a la lealtad de quién fuera el jefe de estado durante los 1.000 días de la Unidad Popular.
El presidente Salvador Allende, se percata que todos sus colaboradores más cercanos, miembros del GAP y Arturo Jirón se quedaron a acompañarlo. Pero Allende estaba muy angustiado porque sus hijas, Isabel y Beatriz se encontraban dentro del Palacio de La Moneda, por lo que les exigió se retiraran. Salvador Allende despide a sus hijas hasta la puerta de Morandé 80, se abrazaron, solo se miraron. En ese momento las palabras sobraban. Así fue que Isabel como Beatriz “La Tati”, sería la última vez que verían a su padre.
11:55. Se hizo muy intenso el bombardeo terrestre, había mucho disparo, y vino el bombardeo aéreo. En Chile nunca se había visto algo similar, era muy terrible escuchar las explosiones de los cristales, las bombas, el polvo, el fuego. Las cañerías se habían roto, porque se inundó todo el primer piso, el aire seguía siendo irrespirable.
Una de las escenas más traumáticas para el Presidente y para todos quienes estaban en La Moneda, fue la muerte de Augusto “Perro” Olivares. Salvador Allende sufrió mucho esa pérdida. Todos los presentes hicieron un minuto de silencio y rindieron un sentido homenaje al “Perro” Olivares.
No puedo dejar de mencionar y dar un humilde homenaje a quién fue la secretaria privada y mano derecha del Presidente Salvador Allende. La combatiente y revolucionaria Miria Contreras “Payita”, participó en la defensa de La Moneda y vivió en su propio escenario los acontecimientos del 11 de septiembre de 1973. Testigo clave y a la vez protagonista, donde sigue la trayectoria del presidente Salvador Allende a lo largo del combate, hasta su caída heroica.
La Payita significó toda la acción de Allende bajo el ataque fascista para levantar el ánimo de sus compañeros, impartir instrucciones, organizar la defensa y trazar las líneas generales en el combate. En su lucha en La Moneda, refleja toda la fuerza que es capaz de vivir el ser humano en los momentos más dramáticos: ansiedad, audacia, sacrificio, valentía, abnegación, fraternidad, comprensión. Detalles hasta hoy ignorados, plenos de calidad humana, imparten una significación histórica a su testimonio.
Seguía pasando el tiempo y el ambiente estaba irrespirable, fuego por todos lados, por lo que no tuvieron otra alternativa que bajar al primer piso, por calle Morandé 80, donde el Presidente Allende dijo: “Aquí en esta casa de los presidentes de Chile, hemos resistido heroica y dignamente, el ataque de una junta fascista”.
Los soldados se mostraron durante los 17 años en el poder como “los valientes y heroicos”, pero al contrario, fueron unos COBARDES; tuvieron que destruir La Moneda, tuvieron que enviar a la aviación, atacarla e incendiarla, para poder derrotar a 26 compañeros que defendieron la Institucionalidad Republicana y la voluntad del pueblo. Haberles aguantado por más de 7 horas, un ataque terrestre y aéreo fue toda una proeza para los valientes que ahí se encontraban, y una vergüenza eterna para el cobarde Ejército chileno, encabezado por el traidor más grande de la historia de Chile: Augusto Pinochet.
Todos los miembros que estaban ahí adentro se encontraban en el primer piso, menos el presidente, quién seguía en el segundo piso. Arturo Jirón ya sabía de antemano, que el Presidente Allende había dado su vida por el pueblo, combatiendo hasta el último momento con la metralleta AK-47 que le había dado su amigo cubano, Fidel Castro.
Los militares entran con toda su cobarde violencia, sacan a los 26 colaboradores del Presidente Allende, incluso a Miria Contreras (La Payita) y que salieran en una fila, donde finalmente fueron brutalmente golpeados y vejados. A culatazos, con las manos en la nuca, les ordenan que salieran por la puerta de Morandé 80.
Una tropa de soldados con sus fusiles, seguían golpeando brutalmente a la escolta y colaboradores del Presidente Allende. Les ordenaron lanzarse al pavimento, donde a su lado había un tanque de guerra que lo ponen frente a la línea de compañeros en el suelo. El oficial arriba del tanque, le dice al General, Javier Palacios: “Permiso mi general para pasarles el tanque arriba de la cabeza a estos conchasumadres”.
Un suboficial alerta al General Javier Palacios, que el presidente estaba muerto en el Salón Independencia, y éste ordena que no tocaran el cadáver del Presidente Allende y que lo envolvieran en una manta boliviana para retirarlo de La Moneda en camilla y llevarlo a un Camión de Sanidad del Ejército Militar, donde proceden a llevarse al presidente Allende.
Al día siguiente, el 12 de septiembre de 1973, se procede a sepultar al Presidente Salvador Allende, de los uniformados iban 6 oficiales de cada rama de las Fuerzas Armadas, más Hortensia Bussi de Allende. Cruzaron el cementerio, hasta llegar al mausoleo de Eduardo Grove Vallejo, casado con Inés Allende. Antes que bajaran el ataúd con el cuerpo, Hortensia Bussi hizo el esfuerzo enorme para no quebrarse y no derramar ni una sola lágrima, para que no darles el gusto a los cobardes militares de verla llorar.
Tencha, en sus últimas palabras dijo: “Quiero que sepan que acá se está sepultando al Presidente Salvador Allende, de manera anónima, porque no quieren que se sepa, pero yo les pido a ustedes, los sepultureros, los jardineros, a todos los que trabajan aquí, que cuenten en sus hogares, que acá está el cuerpo de Salvador Allende, y que nunca le falten flores”.
Fuentes y Créditos: Salvador Allende
La recopilación de los hechos, y todos los antecedentes de este minuto a minuto, fueron extraídos de documentos de la época, documentación oficial de la Fundación Salvador Allende.
La mayoría de los valientes que defendieron La Moneda aquél fatídico día 11 Septiembre, ahora están muertos, porque fueron asesinados por los cobardes militares encabezados por el traidor vende patria, Augusto Pinochet Ugarte, a quién solo le expreso, con todas mis fuerzas y coraje, mi más ferviente repudio por su maldita presencia en esta tierra.
Este minuto a minuto, se los dedico a ellos, a Salvador Allende, y a los valientes colaboradores del presidente, algunos de ellos sobrevivieron para contar la historia… la verdad histórica.
Honor y Gloria a todos ellos,
Presente ahora y siempre en nuestros corazones.