Hace 521 años el Reino de Granada dejaba de existir en la península ibérica, como consecuencia solo quedaron las coronas de Castilla, Aragón, Navarra y Portugal. Así, el último territorio musulmán dirigido en aquel momento por el emir de Granada, Mohamed XII, Boabdil, entregó la fortaleza de la Alhambra a la corona castellana.
No había tropas españolas en la toma de Granada
Al-Ándalus controló parte de los territorios de la península entre los años 711 y 1492, donde también estaban los visigodos. La península y Granada vivieron una evolución en sus políticas como las consecuencias de la desintegración del califato almohade que supuso que Muhammad ibn Nasr ibn Alhamar, “El Bermejo”, crease el Reino nazarí de Granada en el año 1238. Este se extendió por Málaga, Jaén, parte de Cádiz y Granada.
Este fue el último reino de Al-Andalus y el último depositario de patrimonio cultural y religioso musulmán. Su orografía compleja ayudó como una defensa natural contra los otros residentes del norte, pero su existencia se debió en gran parte a su dependencia de Castilla.
El 25 de noviembre de 1491 Boabdil firmó la rendición del Emirato de Granada
Los nazaríes manifestaron ser vasallos de la corona castellana y pagaban tributos a esta. Aunque, los reyes castellanos realizaron ataques al territorio musulmán, estos les dieron protección y estuvieron al margen por las disputas entre los reyes y nobleza de la propia corona de castilla, que no ayudaban a la reconquista.
Esta dependencia socavó su poder. Por un lado, el proceso de "cruzada" y sometimiento de la élite nazarí al cristianismo despojó al resto de sultanes de otras zonas de su apoyo. Mientras tanto, la dificultad de controlar a las familias nobles musulmanas más poderosas, como los benimerines, se hizo cada vez más evidente y como consecuencia hubo una rivalidad entre los miembros de la familia real que estalló en 1419 y precipitaron la toma de Granada.
Los Reyes Católicos le ofrecieron ayuda militar a Boabdil contra su padre a cambio de vasallaje en Granada
En las otras zonas de la península se alinearon al sentir de las cruzadas y el apoyo total de la nobleza a las coronas de Aragón y Castilla y Boabdil heredó una carga muy difícil con un trono inestable y la imposibilidad de recibir ayuda exterior.
Los Reyes Católicos le ofrecieron ayuda militar a Boabdil contra su padre a cambio de vasallaje. Mientras se desarrollaba la guerra civil entre las élites de Granada, los ejércitos castellanos iban conquistando la bahía de Cádiz. Así, la conquista arribó a un punto clave entre el verano de 1485 y el verano de 1487.
Mohamed XII aceptó y rompió dos veces más los pactos con los castellanos. Sin embargo, cuando se convirtió en el único gobernante del reino a finales de 1487, se volvió contra sus antiguos aliados y decidió resistir. Este consiguió derrocar a Zagal quien se rindió en 1489.
Las guerras entre élites musulmanas y la toma de Granada supusieron una revolución en lo militar
El 25 de noviembre de 1491 Boabdil firmó la rendición tras una negociación, después, de haberle interrumpido las vías de abastecimiento y de comunicación al Emirato de Granada. Finalmente, el 2 de enero en el Salón de Comares de Granada, el último monarca musulmán daba las llaves del territorio.
Las guerras entre élites musulmanas y la toma de Granada supusieron una revolución en lo militar, donde surgió la necesidad de tener un ejército permanente pagado con dinero público. Por ello, se aprovechó el impuesto de la “cruzada” concedido por el Papa.
Tras la conquista, al principio los cristianos permitieron que la nobleza musulmana conservara sus propiedades y que el pueblo mantuviera su religión y costumbres. Además, que estos no pagaran más impuestos que los que pagaban al estado nazarí. Aunque, los cristianos no cumplieron con lo pactado.
Política de conversión masiva en Granada
El cardenal Francisco Jiménez de Cisneros implementó una política de conversión masiva por la fuerza. Esto provocó un motín general que obligó a los ejércitos de las coronas aragonesa y castellana ir contra los rebeldes que se habían hecho fuertes en Las Alpujarras, el comienzo de la Inquisición.
Así, en 1502 se obligó a los musulmanes y castellanos a convertirse al cristianismo o emigrar y apareció el problema de los moriscos. Las medidas fueron más duras a partir de 1563 hasta la expulsión definitiva en 1609 de los musulmanes. Una de las mayores tragedias sería la quema de la biblioteca de la Alhambra, Granada, donde se perdió un patrimonio que comprendía mínimo 8 siglos.