El sexo en sí es maravilloso para la salud, es uno de los placeres de la vida. Ayuda al sistema inmunológica, disminuye la presión arterial y contribuye a que desaparezca el estrés. ¿Cómo te quedas de a gusto después de un buen polvo? Pues hoy analizamos qué pasa si mezclamos esta maravillosa práctica con las drogas.
Vamos a empezar a analizar lo más "suave" y común, el alcohol, y luego entraremos en drogas duras. Más del 60% de las personas han admitido que la droga que más mezclan con el sexo es el alcohol.
Para hablar de alcohol y sexo (y no, no estamos comentando una canción trap), tenemos que poner una línea roja entre beberse 1 o 2 copitas, a empezar a desfasarse. ¿Por qué? Los expertos aseguran que a partir de la segunda copa el alcohol empieza a interferir en la respuesta psíquica y sexual, pudiendo llegar a bloquearla.
El mito de que las relaciones sexuales son mejores porque uno se desinhibe, no es del todo cierto. Aunque, si no nos hemos excedido consumiendo, estaremos en esa primera fase en la que el alcohol es un estimulante de apetito, tranquilizante y sedativo, que si nos facilitará esa sensación positiva que nos facilite la relación sexual.
Si por el contrario nos hemos pasado bebiendo, corremos el riesgo de que la relación sexual pueda ir para mal en cualquier momento. El alcohol en esta fase ralentiza todas nuestras respuestas y distorsiona nuestras percepciones. Ya no sólo mentalmente, sino sobre todo en los hombres, físicamente. Si vas más borracho que una cuba, lo más probable es que te de una "blanca".
¿Qué pasa si follamos y fumamos porros?
Cuando te encuentras bajo los efectos psicoactivos de la marihuana, tus sentidos se distorsionan. Nos concentramos en lo que estamos viviendo y en nuestro propio cuerpo y de su pareja. Ayudándonos a percibir los deseos de la otra persona.
Las sensaciones corporales y el sentimiento se intensifican. Un beso, una caricia, el olor… todo es más intenso y ser percibe con más detalle, mejorando así la calidad de nuestra relación sexual.
Como todo en la vida, también tiene su contra. Sino estás acostumbrado a fumar mucho o a esa sensación, puede que actúe con efecto rebote y las intenciones eróticas se esfumen, y de repente toda la fumada evolucione a paranoia.