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UN AÑO DE DUELO (LUEGO DEL DIVORCIO)

UN AÑO DE DUELO (LUEGO DEL DIVORCIO)

Luego de un año que ha pasado mi divorcio, reflexiono acerca de lo que se vive o, en mi caso, he vivido en mi proceso cada uno de estos meses. Y por qué, a veces sin pensarlo tanto, reservas ese año de duelo. etapas que sí o sí se deben permitirse pasar.

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renzoniva
@renzoniva

 

LA RECORDÉ UNA VEZ MÁS

Para entrar en contexto es preciso contarles un pedacito de mi historia. Esta vez partiendo desde la actualidad, y caminando como el cangrejo, iré hilando hacia atrás todo lo acontecido. Espero, y me sepan entender. 

La recordé una vez más, mientras me duchaba. Había llegado tarde a casa, pasada la media noche, del futbol, con los amigos de la “promo” de la escuela. Como últimamente, busqué en spotify una canción para armonizar las energías del ambiente y de mi ser. Abrí la llave de la ducha. Mientras esperaba que caliente el agua, aproveché el tiempo, para cepillarme los dientes. Me miré al espejo y dije, que bien me siento hoy. Y Fue mirarme desnudo, con unos buenos kilos menos que hace un año, un buen semblante, musculatura más definida, aunque un abdomen todavía con mucho por trabajar; acompañado de una actitud linda, luego de hacer deporte y de pensar que mejoro cada vez más, en algo que me apasiona.

Y se me vino a la mente, ¿cuánto tiempo ha pasado de sentirme totalmente deprimido?, de haber sufrido una doble perdida de seres queridos en la vida. Mi padre muerto, luego de un cáncer en etapa terminal, y mi esposa, hoy exesposa, pues terminó en divorcio. Luego de trece años de una hermosa historia de amor, todo llegaba a su final.  Sí, el mismo año, doble pérdida en mi vida.

Y no solo era eso. No solo fue la tristeza de no tener más a mi papá con nosotros, no solo fue el sentirme abandonado por la persona que más amaba, y que había elegido como compañera para toda la vida, sino también todo lo que acompaño lo sucedido.

Ya tenía yo un duelo en proceso, y como soy yo, estaba en un proceso paralelo y personal de aprender a ponerle lógica a las emociones hasta vencerlas. Así fue como supere la perdida de mi papá. Entendiendo que era lo mejor para él, por todo lo que sufría con su enfermedad, su cuerpo débil, y su fortaleza mental casi inagotable en sus mejores momentos, en sus últimos días vencida por el dolor y el cansancio corporal. Mi último recuerdo con él, es viéndolo acostado en el sofá del living, todo por videollamada (ya que vivía en el extranjero) mirándolo y animándolo a que se recuperara pronto y él haciendo chistes, así como siempre, aunque agonizante.

La aceptación de la partida de mi padre es razonable. Obviamente dolorosa, pero llevadera. Había una enfermedad que sí o sí estaba destinada a llevárselo.

ACEPTACION DE LO INCONCLUSO, DUELO EN PROCESO

Con el divorcio fue distinto. Algo inconcluso, encontraba vacíos en el recorrer de toda la historia. Y buscando en la memoria ¿cómo y cuando empezó la decadencia de nuestro amor? ¿Cuando empezaron a abrirse nuestros caminos y arrancaron a apuntar hacia distintos nortes? Y me adentraba en un espiral de emociones en donde encontraba pensamientos de culpa, de resentimiento y de aceptación. Porque cuando encontraba situaciones en donde pude actuar distinto, me hacía responsable de mi falla. Pero también con bronca por encontrar en otros momentos sentimientos de saber que actuaba a medias porque algo no andaba bien arrastrando pasados, heridas no sanadas entre ambos, y encontrando muchas veces puntos de quiebre y resentimiento. Y mucho tiempo estuve pensando y sintiendo que pudimos hacer las cosas mejor, pero no. No fue así.

Hubo bellos momentos, y los hubo muy fríos. Ambos fuimos para los dos, y ambos no estuvimos para los dos, en muchas ocasiones. En fin, partió el final.

¿POR QUÉ UN AÑO DE DUELO?

El asunto es, ¿por qué un año de dueloen mi divorcio? Y en el transcurrir de ese año, ¡claro! Entendía a cada paso de día, a cada paso de mes que todo iba resonando en los recuerdos. Ya no habían fechas memorables para celebrar. Y creo que arrancamos por sentir raros los días, cuando ya no existe aquella persona a la cual le escribías a diario al salir de casa. Y preocuparte porque llegue bien y que avisabas que te mantenías saludable y con vida, porque también se preocupaba por ti. Habian transcurrido cerca de trece años junto a esa persona.

Y pasaba el tiempo y los cumpleaños de la familia dejaban de ser comunes. La familia que pregunta por ella, y yo sin saber qué decir o qué no decir. Al principio, contar con temor, por no saber que sigue. Pidiendo discreción porque es un momento difícil. Luego asumiéndolo y haciendo el cuento corto directo y al punto. Nos divorciamos.

Luego las fiestas del país, los feriados, días de las madres, del padre, del perro y todo lo que a la sociedad prácticamente nos obliga a celebrar y a recordar que es buen motivo para juntarse con los seres queridos, pero ella, ya no estaba. Y en cada recordatorio duele, pero menos. Y a cada paso que refuerzas el pensamiento de que es lo mejor, y que la decisión fue certera, se va aliviando el corazón.

DEL DOLOR A LA ACEPTACION Y SERENIDAD

Vuelvo el tiempo atrás, y era una incógnita, de cómo sigue la vida después de proyectarla con el amor de mi vida, la mujer que me hacía soñar. Y me sentía morir de la tristeza por haber fallado tantas veces y no ser consciente de lo que íbamos haciendo en el camino, hasta que pasó el divorcio. Pero luego de cada llanto o cada hundimiento en la tristeza, volvía a levantarme. Entendiendo una vez más, que TODO ES PERFECTO. Y que así estamos cada uno por su lado cada uno con su historia, mucho mejor. Sé que ella encontró o encontrará su camino feliz y yo haré lo propio. 

EL DESFILE DE LOS DOCE PASOS (MESES)

La decisión se tomó en julio y vinieron algunos cumpleaños, algunas fiestas. Y sucesivamente así hasta las fiestas decembrinas, donde más se anhela a la familia y seres queridos. Y duele porque cada mes era la primera vez sin ella, sin ese ser de luz en mi vida. Pero cada mes también empecé a sentir que el mundo no se acababa. Y que no moría tras pasar la vida sin ella en esa fecha y en cada uno de los días que vinieron después. Y que la vida sigue, y que es una oportunidad nueva para hacer de mi vida lo que soñé siempre. Y que el amor es más grande en la vida que tan solo resumirse a una sola historia. Cada mes duele menos. Cada vez se acepta se asume y se sigue más fácil. Pero claro, son doce primeras veces. Inclusive mi cumpleaños, donde fue duro no tenerla allí, no hallarla para voltear luego de soplar las velas y darle un beso. Y su cumpleaños también, no ser la persona especial que acompaña su aniversario de vida.

Así que, tan solo con el correr de los meses, son doce veces aprendiendo nuevamente a vivir. Y todo es distinto. Y cada vez es más fácil. Y sin pensarlo tanto, las sabanas casi ya no pesan. Cada día es más fácil levantarte. Y cada vez tienes menos episodios de tristeza profunda y la vida sonríe mucho más. Porque el mundo giro, y los días pasaron. Aquellos días donde no tenía razones para ponerme en pie, igual pasaron. La gente siguió celebrando. Los niños siguieron naciendo y otras personas falleciendo. El mundo jamás se detuvo. Ni por la muerte de papa, ni por la separación de mi familia. Era momento de caminar también con el mundo. Y ponerme la ropa adecuada para salir a correr, entrenar el cuerpo y fortalecer la mente. Porque, así como sentí perder tiempo en la tristeza, se puede ganar tiempo aprendiendo de todo lo ocurrido. Y caminar con el mundo, detenerte solo a admirar y seguir avanzando hacia la vida que me hace maravillosamente feliz. Sanar es un camino, y la felicidad se continua con ello.

CONCLUIMOS

Ciertamente pensé que sería un poco más largo este escrito, pero ya no duele tanto, como cuando pensé y decidí escribirlo. Es quizás que cada día encuentro más inspiración de felicidad que de tristeza, pero lo hago a pesar de eso, como una forma de cerrar el capítulo por fin en mi vida. Y creo que es una muestra, de cómo, si también lo estás pasando, poder hacerlo a tu manera.

Es muy cierto el dicho que canta, “el tiempo hace lo suyo”. Y cuando además elevas conciencia de todo lo que pasa, es felizmente satisfactorio. Acéptalo, tendrás 12 oportunidades como mínimo de aprender a vivir de nuevo, de una manera distinta. Cada uno elige para ser feliz y eso está bien. Así que, en conclusión, voy entendiendo en este proceso, que cada fecha que pase y se repita, hará junto con el tiempo, que los sentimientos de tristeza y nostalgia se vayan enterrando poco a poco, y que está bien permitirse sentir cada paso del proceso de duelo, para que así, las emociones no se acumulen en lo profundo del ser y así mismo permitirse ir pasando a la siguiente etapa de la vida, que es volver a vivir en la libertad de sentimientos anclados en el pasado.  

Conversación

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