La existencia de la reencarnación es considerada natural por muchos pueblos y culturas, sin embargo, esta creencia es compartida por diversas religiones y filosofías de Oriente y Occidente, aunque con diferentes matices y explicaciones. Algunos piensan que la reencarnación está relacionada con la ley del karma, que regula el destino de cada alma, de acuerdo con sus actos en vidas pasadas. Otros piensan que la reencarnación es una oportunidad de aprender y evolucionar hasta lograr la liberación final.
La reencarnación: definición
Es un concepto que ha fascinado y dividido a la humanidad desde tiempos remotos. Se trata de la idea de que la esencia individual de cada persona (su alma o espíritu) no se extingue con la muerte, sino que se reencuentra con un nuevo cuerpo para iniciar otra vida. Según esta concepción, hay tres posturas fundamentales:
1.- Quienes la rechazan como imposible, falsa o condenable.
2.- Los que la asumen como parte del proceso natural del cosmos y solo se puede romper en ciertas condiciones.
3.- Los que la perciben como una cárcel, trampa o castigo por delitos o faltas de vidas anteriores.
Entre los que consideran que la reencarnación es imposible, falsa o reprobable, hay dos grupos de personas que no podrían estar más enfrentados. Por una parte, tenemos a la iglesia cristiana, que sostiene la idea de una sola vida y un juicio final. Por otra parte, tenemos a la mayor parte del sector científico materialista, que niega la existencia de cualquier realidad más allá de la materia. Estos dos grupos coinciden en su rechazo a la reencarnación, pero por razones muy diferentes y con implicaciones muy distintas.
La reencarnación: En el campo científico
La reencarnación no es aceptada por la ciencia materialista, que se basa en la evidencia empírica y el método experimental para explicar la realidad. Para la ciencia materialista, los recuerdos de vidas pasadas son fruto de la fantasía o la influencia de otras fuentes, como los libros, las películas o las hipnosis. Además, la ciencia materialista niega la existencia de un espíritu o una entidad inmaterial pueda sobrevivir a la muerte del cuerpo físico. Según esta visión, con la muerte se acaba todo y no hay nada más allá de lo que podemos percibir con nuestros sentidos o con los instrumentos científicos. Algunos científicos han planteado la hipótesis de que pueda haber una dimensión oculta o una realidad superior a la nuestra, pero hasta el momento no han hallado ninguna evidencia que lo confirme. Por lo tanto, la reencarnación es una cuestión de creencia o de filosofía, pero no de ciencia. Sin embargo, la idea de que la reencarnación es posible ha ganado adeptos en el ámbito científico, frente a la visión tradicional de que la muerte es el fin de todo, basándose en argumentos que cuestionan la visión convencional de la memoria y la conciencia. Según esta perspectiva, estos fenómenos no se originan, ni dependen del cerebro, sino que son manifestaciones de una entidad inmaterial e inmortal que trasciende el cuerpo físico.
La conciencia es un misterio que la neurociencia no ha podido resolver. A pesar de que se ha demostrado que existe una correlación entre la conciencia y la actividad neuronal, no se ha podido identificar, ni describir el mecanismo o el lugar donde se origina y se almacena. Esto abre la posibilidad de que la conciencia sea algo más que un producto del cerebro y que pueda existir independientemente de él. Algunos investigadores han planteado la hipótesis de que la conciencia y la memoria están vinculadas a una dimensión trascendente y que el cerebro actúa como un receptor o un traductor de estas realidades en el individuo. Esta perspectiva implica que la conciencia y la memoria podrían persistir más allá de la muerte física.
Varios científicos han denominado a esta realidad trascendental como zona cero, campos de energía cero o vacío cuántico y la han relacionado con el concepto de registros o campos akáshicos qué son, propios de la tradición mística oriental. Según algunas teorías filosóficas y científicas, la conciencia y la memoria no son funciones del cerebro, sino que se encuentran almacenadas en un campo akásico, que permea todo el universo. Este campo es una fuente de información que conecta y configura todas las cosas. Si el cerebro fallece, la conciencia y la memoria no se desvanecen, sino que pueden ser accedidas por otro cerebro y en otro cuerpo.
Algunos investigadores han intentado encontrar evidencias científicas de este fenómeno, como el doctor James Stevenson. Él se especializó en el estudio de los recuerdos de vidas pasadas y recogió más de 3000 casos de niños que afirmaban haber sido otras personas. Stevenson buscaba pruebas que corroboran sus historias, como cicatrices, lunares o rasgos físicos que coincidieran con las personas que supuestamente habían sido. Tras un exhaustivo trabajo, Stevenson llegó a la conclusión de que estos casos eran lo suficientemente relevantes como para plantear la hipótesis de la reencarnación. Otros indicios que también encontró en los niños, eran que podían hablar idiomas que no habían aprendido o saber detalles íntimos de personas que nunca habían visto. Estos casos son vistos como pruebas de la reencarnación por algunos y como fenómenos inexplicables o engaños por otros.
La reencarnación: En el campo religioso
La reencarnación es una creencia que se encuentra en algunas religiones orientales, como el hinduismo, budismo y el jainismo, pero no es aceptada por el cristianismo. Los cristianos creen en la resurrección, que es la vuelta a la vida de los cuerpos de los muertos al final de los tiempos. Para los cristianos, el cuerpo y el alma forman una unidad indivisible, que no se puede separar ni reemplazarse. La reencarnación contradice la doctrina cristiana de la salvación, también niega la identidad personal y la responsabilidad moral de cada individuo, ya que implica que se puede cambiar de cuerpo y de vida indefinidamente. Por estas razones, las iglesias cristianas rechazan la reencarnación y la observan como una creencia falsa y herética. Por otro lado, para la doctrina católica, la reencarnación es una creencia falsa y contraria a la revelación bíblica. La Iglesia enseña que el alma humana es única, inmortal y unida sustancialmente a su cuerpo. Después de la muerte, el alma es juzgada y destinada al cielo, al purgatorio o al infierno, sin volver a nacer en otro cuerpo. Por lo tanto, los católicos rechazan toda idea de reencarnación como incompatible con la promesa de salvación y día del juicio final. En cambio, para los celtas, la reencarnación era una creencia común que sostenía que las almas viajaban de un cuerpo a otro después de la muerte. Así, un alma podía pasar de un cuerpo viejo y enfermo a uno joven y sano.
La creencia en la reencarnación es común a muchas tradiciones espirituales de Oriente, que sostienen que el alma de cada persona atraviesa una serie de existencias sucesivas en diferentes cuerpos. Este proceso se denomina samsara o la rueda del samsara, y está determinado por el karma, que es la ley de causa y efecto que rige las acciones y sus consecuencias. El objetivo de la vida espiritual es liberarse del samsara y alcanzar el moksha, que es el estado de liberación total y de unión con la realidad suprema.
Otro punto de vista con respecto a la reencarnación: En el campo esotérico
El esoterismo es una disciplina que estudia y aplica los principios y las leyes de la naturaleza oculta, que escapan al conocimiento ordinario. Dentro del esoterismo hay diversas escuelas y tradiciones que comparten una visión holística e integradora de la realidad, pero que se diferencian en sus métodos, símbolos y objetivos. Algunas de las más relevantes son la alquimia, el hermetismo, la cábala, el gnosticismo, el rosacrucismo y la teosofía.
Algunas escuelas esotéricas, sobre la reencarnación, sostienen una perspectiva más radical y disidente de la realidad y afirman que el ser humano está sometido a un ciclo de reencarnación por entidades de otro plano, que se nutren de sus energías negativas. Estas entidades manipulan al ser humano para que vuelva a esta existencia física de dolor y solo mediante el despertar de la conciencia se puede escapar de este círculo. Entre las diferentes posturas sobre la reencarnación en el ámbito esotérico, hay algunas que la consideran como una trampa, una pena o un juego de seres superiores.
Estos planteamientos se basan principalmente en el gnosticismo, para el cual la materia es una prisión para el espíritu, que debe liberarse y retornar a la fuente divina. Para conseguirlo, se requiere la gnosis, el conocimiento profundo de uno mismo y de la realidad. Desde mi punto de vista, la reencarnación no es una forma de castigo o de karma, sino una oportunidad de evolución espiritual. Tampoco pienso que existan entidades de otros planos que nos obliguen a reencarnar para aprovecharse de nuestra energía. Creo que somos nosotros los que elegimos renacer y experimentar diferentes formas de vida en esta dimensión, con el fin de elevar nuestra frecuencia vibracional y fusionarnos con la fuente.
Al ser conscientes de nuestras decisiones, tenemos más libertad para crear nuestra realidad, por lo tanto, no reencarnamos por imposición, sino por voluntad propia. No recordamos nuestras vidas anteriores, porque cada vez que renacemos tenemos una nueva oportunidad de descubrir y aprender de una realidad distinta. Por ejemplo, en una vida anterior podemos haber sido un médico y en esta vida podemos ser un músico. Una manera de comprender la reencarnación es que cada alma tiene múltiples vidas paralelas en diferentes tiempos y espacios. En conclusión, renacer es una oportunidad de crecer, explorar y vivir nuevas experiencias. No me preocupa saber cómo fueron mis vidas pasadas, porque creo que lo relevante es el presente. A veces ya es suficiente con afrontar los retos de esta vida, como para inquietarme por lo que ya pasé. Por eso, no le presto atención a dónde estaba o quién fui antes, sino a cómo puedo expandir mi conciencia y alcanzar la paz y la felicidad plena.