Cuando Xavi Hernández tomó las riendas del FC Barcelona el mundo del fútbol se paralizó. El entrenador español que hasta ese momento sólo había dirigido en Qatar llegó con la intención de implantar su estilo. Todos sabían que al mister le faltaba experiencia pero pocos o ninguno dudada que este era un matrimonio para muchos años.
Hablar de Xavi es hablar del Barca y hablar del Barca es, inevitablemente, hablar de Xavi. Poco a poco el equipo volvió al juego que no tuvo que abandonar jamás. La presión alta regresó y el estilo una vez más volvió a ser reconocible.
Creo que nadie en su sano juicio hubiese apostado por una recuperación tan rápida. Seamos sinceros el juego del FC Barcelona era desesperante y en muchos casos aburrido. La pelota se tenía sí pero era una posesión estéril. Los chicos disparaban a puerta porque no había nada más que hacer. La afición se entusiasmo con Pedri, Gavi y Nico porque no había de donde agarrarse.
Pero la situación con Xavi fue cambiando al punto que se llegó a jugar de tú a tú a los grandes. El equipo fue al Bernabeú y goleó. Fue a Valencia y goleó, fue a Napoles y también ganó. El resultado es que este equipo hoy pelea por ganar un titulo en Europa y quien sabe si más adelante, también podrá pensar en la liga.
Ciertamente aún es muy pronto para asegurar que Xavi tendrá éxito pero sus números dejan una sensación de triunfo que pocos entrenadores han despertado. Quizás desde Pep Guardiola nadie se ha parecido tanto a un entrenador del Barca como Xavi y es que, desde que era jugador, se sabía que algún día estaría entrenando a su Barca, después de todo, como lo dijo Iniesta en su despedida "Xavi es más culé que el palo de la bandera"